viernes, 23 de noviembre de 2012

Más allá del PIB, la felicidad



“Es hielo abrasador, es fuego helado, 
es herida que duele y no se siente, 
es un soñado bien, un mal presente, 
es un breve descanso muy cansado…”


Así describió Francisco de Quevedo al amor y sus sinuosos caminos.

También con métrica, pero sin poesía, el INEGI acaba de publicar los resultados de un estudio exploratorio sobre la satisfacción de la vida, el bienestar y eso que llamamos felicidad. Ya en otras ocasiones (por aquí y por allá) he comentado cómo la tendencia mundial apunta hacia indicadores de felicidad y satisfacción basados no únicamente en la riqueza (por ejemplo el PIB), sino en otros ámbitos de la vida. A partir de este año, nuestro país se acaba de sumar a la nueva modalidad de medición de la OCDE. La propuesta de medir el bienestar más allá de lo material o el dinero, fue hecha en 2009 por los economistas Joseph Stiglitz, Amartya Sen y Jean Paul Fitoussi.

Fuente: Inegi


Pero ¿cómo andamos los mexicanos? Si a la satisfacción de la vida le asignamos un número entre el cero y 10, el promedio general es de 8. El estudio midió varios ámbitos que van desde la satisfacción familiar, educativa, económica, hasta la vida afectiva. Sólo faltó el sexo.
Dos extremos en los datos. Por una parte la familia es la mayor fuente de felicidad para los mexicanos con un valor promedio de 8.6, pero por otra, la insatisfacción sí está en los bolsillos. Ahí el valor expresado fue de 6.5.

Fuente: Inegi

Será cosa de la edad como se suele decir, pero los jóvenes entre 18 y 29 registraron el mayor grado de felicidad (8.5) entre el resto de los grupos de edad hasta 70 años. Acaso todavía no se desencantan de la vida, como aquellos que andan entre los 45 y 59 años. A la mitad de la vida, ese grupo registró menor satisfacción (7.8).

Fuente: Inegi

Contrario a la feliz ignorancia que expresó un ilustre presidente de México (no lean periódicos), los mexicanos que más grado de satisfacción con la vida promediaron, fueron aquellos que tienen el mayor grado de estudios en el país, es decir lo que cuentan con algún posgrado. Quienes expresaron menor satisfacción fueron los que no cuentan con estudios. Así la felicidad entre los mexicanos.
23 de noviembre 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9165230

Más sobre la tragedia de equivocaciones


Coahuila es pura literatura. Qué les parece la siguiente obra de teatro: El engañador engañado. O qué tal la farsa: Yo te aseguro que yo no fui. Mejor una obra de misterio un tanto esquizofrénica: El extraño caso de un exgobernador y su hermano. Para reafirmar la superioridad moral, no puede faltar una obra piadosa: Vidas ejemplares de grandes seres humanos en Coahuila.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Diálogo en el infierno entre el exgobernador de Coahuilyork y Segundón




 “Tiene este [texto] rasgos que pueden adjudicarse a cualquier gobierno; no obstante, su intención es más precisa: personifica en particular un sistema político cuyos procederes han sido invariables desde el día nefasto ¡ah!, excesivamente lejano, de su entronización”.

Personajes

Exgobernador de Coahuilyork  

Segundón (funcionario del desventurado gobierno estatal, hoy prófugo)

Tesorero solitario (también prófugo)

El Candidato (el hombre más firme para la Presidencia)

En algún lugar de la ciudad de México los hombres se reúnen apresurados. Hay nerviosismo, la prensa ya presiona mucho sobre la deuda de Coahuilyork y el Candidato ha expresado su molestia por el bulto coahuilyorkino. Los reporteros no perdonan y las malas lenguas no se cansan difundir el fraude del gobierno estatal. Desde que el secretario de hacienda destapó el escándalo de los treinta y tantos mil millones de pesos,  el exgobernador se ha vuelto insostenible en la silla.

Segundón, qué bueno que llegaste (mientras se abrazan). Ya me traen por todos lados con este asunto de la lana y por más que les explico, no me creen lo de Coahuilyork. ¡Como nunca hice por los coahuilyorkinos! ¡Como nadie fui aclamado! Puentes, tarjetas, farmacias… ¡todo! Aquí traigo las encuestas.

−Sí jefe, sí. Lo que usted diga.  

No te andes con rodeos. A mí dime la verdad, cabrón.

No, yo lo primero que tengo que hacer es pedirle una disculpa, porque como ser humano me he sentido terrible, hasta intenté suicidarme… usted es un ser humano que no merecía que le hicieran esto. Yo le pido perdón antes de cualquier cosa, de verdad, con todo mi corazón, señor, se lo pido, no lo merezco.

Déjate de estupideces… que te voy a explicar cómo le vamos a hacer. ¿Ya hablaste con el Tesorero solitario?

−Intenté, pero cuando por fin me contestó, me dijo que no podía atenderme, andaba en McAllen haciendo unos negocios muy importantes. Perdón señor (con voz entrecortada), traigo un nudo en la garganta, usted es un ser humano que no merece esto y lo que a mí me corresponde yo lo asumo, perdón señor. Son mil millones de esta cuenta, más mil de esta otra. Dos mil más de… en total son 35 mil millones.

Mira Segundón no te preocupes. Tengo bien analizado todo. Ya hablé con el Tesorero solitario y por eso te pedí que vinieras. El fraude no es tan grave…  siempre hay manera de librarla.

−¿Como en los viejos tiempos?

Ya hablé con mi hermano. Él va a cubrir esa parte y los va aguantar. Ya le dije que se inventara causas contra el alcohol, los casinos, los table… Escúchame bien. Tú y el Tesorero solitario van a ser los culpables de todo. Nadie más. Así que aguantan vara hasta que los delitos prescriban y gane nuestro Candidato. O los metemos al bote unos dos años. Ya cuando salgan disfrutan como reyes… al fin nadie se acordará.

−Pero señor, eso de la cárcel no lo podemos negociar.

Es tu cabeza o la mía. Acuérdate quién te hizo y te puso donde estás.

−Discúlpeme señor, haré lo usted me dice… lo admiro humanamente.

Mientras tanto, el sufrido pueblo de Coahuilyork paga con creces los pecados del príncipe. Esta historia continuará.

21 de noviembre 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9165005 


domingo, 18 de noviembre de 2012

Mismos números, diferentes lecturas

Esta semana coincidió la presentación de dos importantes reportes sobre el estado de la seguridad en el país. Casi al mismo tiempo, el presidente electo, Enrique Peña Nieto, anunció iniciativas legales para fortalecer la Secretaría de Gobernación con sus antiguas labores de seguridad nacional. La propuesta no es menor, sobre todo, porque nos la pasamos un sexenio padeciendo una desproporcionada criminalidad. ¡Ni qué decir de la matazón!

Pero vayamos a los números. Por un lado el Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), José Oscar Vega Marín, afirmó que por primera vez en el sexenio los índices delictivos registran disminución. La perspectiva del funcionario no rehúye un calificativo optimista. Cito textual: “Estamos entregando un país en una ruta franca de mejoría, con una reducción sostenida en la presencia en la incidencia de los delitos de más alto impacto que se presentan y que lastiman a la sociedad”. Recuerdo bien como hace un par años, el desdibujado secretario de gobernación, Alejandro Poiré afirmó algo similar. “Por primera vez la violencia baja…” pero al final, para mal de los ciudadanos la tendencia no disminuyó sino se agravó. Es posible, de acuerdo con las tendencias, que ahora sí estemos ante una paulatina disminución de los delitos de alto impacto en el país, no así en ciertas regiones y estados, donde el crimen parece mandar.
De acuerdo con el reporte oficial presentado por Vega Marín, “de enero a septiembre de este año, el número de homicidios en el país se redujo en 7 por ciento, en tanto que el secuestro tuvo en el mismo periodo una disminución de 11 puntos porcentuales, la extorsión de 58 y el robo con violencia de 8 por ciento, y el cinco por ciento en los casos de los robos sin violencia a nivel nacional”.

Con la misma fuente oficial, el Observatorio Nacional Ciudadano de seguridad, justicia y legalidad acaba de presentar su quinto reporte de monitoreo sobre los delitos de alto impacto en el país. Aunque la diferencia del reporte es sólo de un mes, la lectura de los números coincide en la disminución de robos violentos, robo de vehículos y secuestros. No así en extorsiones y homicidios. El reporte oficial es hasta septiembre; el del Observatorio es hasta el cuatrimestre de agosto. Sin embargo, difícilmente en un mes las tendencias pueden cambiar significativamente. A decir de Ricardo Sepúlveda, director general del Observatorio, “la verdad es que no se ha logrado reducir los índices de delincuencia común, que son los que más afectan la seguridad del País y por eso no basta con la continuidad, sino que es necesario un replanteamiento (en la política de seguridad)”. Insisto: mismos números, diferentes lecturas.



Por cierto, en Coahuila muy mal la tendencia delictiva de acuerdo al extenso reporte del Observatorio Nacional. Lejos de disminuir, la incidencia delictiva crece. Y eso que acá se combate hasta con el mismo discurso calderonista. Por el contrario, en los delitos de alto impacto en Durango, se registran en general disminuciones sostenidas. ¡Al fin buenas noticias! A la alza el gobernador Jorge Herrera y su fiscal Sonia de la Garza. Más a la baja Rubén Moreira y su inestable gabinete. ¡A ver con qué sorpresa cierra este mes!
Por lo pronto, a la par de los reportes sobre la seguridad, es positivo que se proponga fortalecer a la desmantelada Secretaría de Gobernación.

16 de noviembre 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9164573

La historia de un patrimonio lagunero



Hay símbolos que pesan. Para los laguneros, el río Nazas es el padre Nazas. A lo largo de diferentes épocas de nuestra historia, nos reconocemos en el agua. En unos tiempos más que en otros nos sentimos llamados por la riqueza de nuestro principal afluente. Aunque la historia no siempre está presente, algo queda en la memoria colectiva de los laguneros con respecto a su río. Hace años, en 2008, cuando hubo una avenida extraordinaria y el Nazas otra vez cruzó la zona urbana de las ciudades laguneras, me impresionó la cantidad de familias laguneros que acudieron diariamente a las riveras. Ahí estaban los niños y los jóvenes que conocían por primera vez al padre. Había en ese llamado algo de reverencia, algo que nos conectó con nuestra historia desde finales del siglo XVI. Por eso leí con gran interés el más reciente libro del antropólogo Hernán Salas Quintanal: El río Nazas, la historia de un patrimonio lagunero (UNAM, 2012, 213 páginas).
Se trata de un trabajo académico bien sustentado, que ofrece una historia del río Nazas desde la perspectiva de constructo cultural, y por lo tanto, de un patrimonio lagunero. Esta conceptualización permite al autor hacer una historia con una “visión más humanista y antropológica de los recursos culturales que una sociedad construye a partir de su entorno, sus recursos no renovables, porque son recreado cada generación”.
El libro tiene varios aciertos: hace una revisión amplia del estado de la cuestión; estudia el río bajo una noción que integra naturaleza, economía y sociedad; y finalmente, plantea un interés sobre los problemas ambientales de la región, particularmente la frágil relación con el agua que vivimos actualmente: sobreexplotación, hidroarsenicismo.
A diferencia de su otro libro, La globalización en la región lagunera (UNAM, 2002), la historia que nos entrega Salas Quintanal es una investigación menos teórica y más madura sobre el conocimiento de la región. Incluso en sus fuentes, para la publicación de 2011, recurrió directamente a los archivos, lo cuál enriquece visiblemente la aportación que hizo el investigador.
Para Salas Quintanal el río Nazas ha sido un símbolo paradójico: “por un lado, su agua representa a una región que ha logrado vencer las inclemencias del clima semiárido y por otro, ha sido objeto de conflictos locales y deliberaciones nacionales que ha tenido como resultado reglamentar y legislar sobre las aguas del territorio como patrimonio indiscutible de la nación”.
Continúo con la cita: “El Nazas ha proporcionado recursos naturales que se han vuelto productivos, pero también ha provisto nombres de lugares, historias locales, maneras de referirse al medio y de interactuar con éste; una organización sociojurídica, un estilo de vida y formas de uso y distribución de los recursos muy particular”.
El autor entreteje a su vez varias historias: el Nazas y su entorno natural; la historia compartida entre el río y la región; la legislación y la infraestructura hidráulica; y los problemas actuales del agua. El formato horizontal del libro, facilita la reproducción de tablas, mapas e imágenes que complementan la narrativa. Sin duda, esta historia de un patrimonio lagunero vista con una mirada externa, nos permite comprendernos mejor, y por qué no, a la luz del pasado, encontrar salidas más adecuadas a nuestros problemas ambientales del presente.
18 de noviembre 2012

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Tragicomedia de equivocaciones


Comedia de enredos, burlesca. Vodevil en medio de la tragedia, ese es el escenario que ofrece Coahuila. En todo esto, más que ironía, padecemos la burla. Coahuila ofrece una tragedia de equivocaciones. Acuso, señalo. Me dijo, me dijeron. La suposición suplanta los hechos. Es el escenario ideal para las opiniones. Mejor aun: para las difamaciones. Por eso la demandas, las denuncias, los pleitos entre los abogados. Al fin, materia estéril para eso que llamamos libertad de expresión.
Pero si los personajes de una pseudo obra shakespeareana se pelean a declaraciones en los medios, el telón de fondo es la impunidad gubernamental por el megafraude de la deuda; el territorio bajo dominio del crimen organizado; la violencia en las principales ciudades del estado y por si fuera poco, un estado débil que se aferra a cualquier cosa con tal de permanecer.
En la tragicomedia de equivocaciones va Humberto contra Guadiana y de regreso, Guadiana contra Humberto. Ayer fueron años de apoyo. Hoy son de discordia. Por eso, en vano esperamos la declaraciones de un hombre que perdió el poder, aunque todavía hacen el suficiente ruido para incomodar a la herencia fraternal. Las diferencias son evidentes: uno carismático, cercano a la gente, aclamado por el pueblo, con una idea clara de gobierno y sobre todo, con las arcas bien llenas de dinero. El otro, aunque hermano, es hosco, sin carisma, con un equipo endeble que a la primera de cambios se va. Pero lo más grave: sin dinero para obra. Ya solo queda afirmar que el “populismo mata lo popular”. Así es cuando las arcas están vacías… ¡No hay más remedio que hacer trabajar al Congreso!
Ante la desesperación, otra vez se volvió a pedir dinero. Un crédito por una cantidad irrisoria: 950 millones. Sin duda la oportunidad es favorable para tratar de bajarle al desastre que dejó el bacanal entre hermanos. Tal vez el nuevo préstamo de un poco de maniobra, pero nada de relevancia. Teníamos 32 y nos gastamos 35: la aritmética no perdona. Aunque la decisión es buena financieramente, políticamente se asemeja a la burla. Es la comedia y también la tragedia. ¡Menos mal que ya no le interesa la popularidad!
Algún acierto debemos reconocer. La imagen personal no se reproduce ad nauseam. No vemos fotos por aquí y por allá que nos recuerden al gobernante. Eso sí, los coahuilenses nos ahorramos las fotos del gobernador, esa chabacanería onmipresente hasta en la más insignificante oficina gubernamental. En donde sí no hubo equivocaciones, fue en tapar la deuda, en cuidar a sus cómplices y mostrar algún recato por el fraude que a penas empezamos a pagar.
14 de noviembre 2012

domingo, 11 de noviembre de 2012

Laguneros por la Paz


El discurso sobre la guerra es brillante. Abunda. No así sobre la paz. Sun Tzu o Clausewitz escribieron obras que hasta la fecha seguimos leyendo con fervor. Paradójicamente la guerra también ha sido reconocida como mecanismo de paz. Hace algunos años, en 2009, para sorpresa de muchos el presidente de Estados Unidos, Barack Obama recibió el premio ¡Nobel de la Paz! En los últimos años no hemos dejado de hablar sobre la violencia y la situación de inseguridad. Es el pan de cada día en ciudades como Torreón, Reynosa, Monterrey y Acapulco por mencionar algunas. Se habla hasta con cierto morbo del último ataque, de la reciente balacera, de los cadáveres encontrados. En el camino, los medios han llevado su parte. La nota roja, reservada por tradición a las últimas páginas del periódico, terminó por convertirse hasta el cansancio en primera plana.

Bajo la inercia de la vorágine el discurso más popular habla del combate, las policías, el ejército y las armas. No de la paz. Nuestros presidente de la república (menos mal que el poder es temporal), insistió como fuente de legitimad en la “guerra”. También en diferentes ciudades los liderazgos locales, incluyendo ciudadanos, insistieron en más policías, en más soldados y todo lo que convoca la fuerza. Para nuestra decepción esa insistencia ciudadana no nos trajo más tranquilidad, paz o una visible seguridad. A la par crecieron exponencialmente los presupuestos destinados a las policías y las fuerzas del orden público. Pero los resultados no corresponden al incremento económico. Sencillamente más dinero a la policía no significó más seguridad.

Hace años, Antanas Mockus, una rara avis en la política, criticó que le llovían invitaciones para seminarios y foros sobre robo de vehículos, pero ni uno solo para preservar la vida de las personas. Por eso es alentador para las ciudades laguneras de la zona metropolitana, la voz y sobre todo el trabajo que poco a poco vienen realizando organizaciones como Laguneros por la Paz. El pasado fin de semana, en la Universidad La Salle campus Laguna organizaron un Foro por la Paz (repito: no sobre la violencia y la inseguridad). Dividido en mesas temáticas, el foro contó con la participación de las universidades laguneras a través de la Comunidad de Instituciones de Educación Superior de La Laguna (Cieslag). Además de una participación plural de ponentes en cada mesa, asimismo participaron jóvenes, no sólo universitarios, sino preparatorianos. Me tocó participar, gracias a la atenta invitación de Miguel Valdés, en una mesa conformada en su mayoría por jóvenes.

Como parte de la conformación de una estrategia que permita construir la paz, el foro promovió como primer paso, la organización de los propios ciudadanos, la cohesión social y la reproducción de valores cívicos. Más allá de la responsabilidad exclusiva del gobierno, Laguneros por la paz está conformado por redes ciudadanas dispuestas a la corresponsabilidad pública. Hay mucho trabajo por hacer, pero ese trabajo empieza en corto, con pequeñas acciones día a día. Y ese es el principal mensaje por la paz que busca construir la organización. A estas alturas, como sociedad no podemos estar esperando a que nuestros problemas se resuelvan desde afuera. Un paso significativo para construir la paz, es reconocerlos en nosotros mismos. Nadie más, nadie menos. Salgo del foro con la sensación de esperanza sobre un futuro que podemos construir. Laguneros por la paz nos hace ver con los hechos que esto es posible.

11 de noviembre 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9164096