miércoles, 23 de agosto de 2023

Quemar libros

 


Ya lo sabemos, la historia se repite. Cambian los personajes, las formas y el tiempo, pero el drama humano permanece. En días recientes, la polémica sobre los libros de texto se acompaña de expresiones tajantes. "Totalmente mal hechos". Dado el recipiente, la afirmación evidencia el contenido del personaje. Otros califican a los libros de "ideológicos" y "comunistas". Los más atrevidos, llaman a mutilar, arrancar hojas, e incluso a quemar. ¿Qué sigue? Profético, el poeta Heinrich Heine, apuntó un siglo lamentable: "Allí donde se queman los libros, se acaba quemando personas".

Sin embargo, las protestas no son nuevas. Nacieron con la producción de los libros oficiales, cuando se creó la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos en 1959 (Conaliteg). Era la época del Estado fuerte y autoritario, al mando del presidente Adolfo López Mateos, quien encargó al Secretario de Educación, Jaime Torres Bodet (hombre notable), hacer los libros de texto para las escuelas del país. El reto no fue menor. A su vez, la historia unió fértiles destinos en los gobiernos postrevolucionarios. En su administración, el presidente Álvaro Obregón, nombró al filósofo José Vasconcelos, Secretario de Educación en 1921. Asumió su misión a la manera de cruzada cultural. Con más intuición que método, había la necesidad de alfabetizar a la población. Por entonces las cifras eran pavorosas: 71 por ciento de los mexicanos no sabía leer ni escribir.

Apóstol de la educación, Vasconcelos promovió la impresión de una serie de libros clásicos, con su famosa portada verde oscuro. Las colecciones de Lecturas clásicas para niños son memorables, y guardan actualidad. Se imprimieron tirajes de 20 y 25 mil ejemplares por libro, mismos que se distribuyeron gratuitamente. Así llegaron a muchos rincones del país, ejemplares de Platón, Homero, Esquilo, Eurípides y otros clásicos. En suma: que la falta de libros no fuera pretexto. El joven Torres Bodet fue secretario particular de Vasconcelos en la Universidad Nacional y esa experiencia lo marcó, hasta que el alumno superó al maestro. En su papel de Secretario de Educación (1958-1964), procuro dar orden a través una Comisión especializada: Conaliteg. Para el caso nombró al escritor Martín Luis Guzmán, por su amplia experiencia editorial. Las portadas de los primeros libros fueron ilustradas con héroes de la Independencia y la Revolución, por David Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro, Alfredo Zalce, Fernando Leal y Raúl Anguiano. Destaca en particular, la portada de 1962, hecha por el artista Jorge González Camarena. A la larga, esa imagen de la madre patria sosteniendo la bandera, se volvió un símbolo del imaginario nacional. ¡Qué época! Grandes educadores, artistas y políticos en pro de la educación nacional.

Por primera vez el Estado pudo instrumentar una política general y unificada para la educación pública y privada del país, lo mismo en ciudades que en comunidades rurales. Los libros fueron gratuitos, únicos y obligatorios. Sin embargo, la promoción de la educación por parte del Estado a través de los primeros libros de texto oficiales, tuvo numerosas críticas, acusaciones y señalamientos. Las menos, por faltas ortográficas. Lo cierto, es que esos primeros 19 libros publicados entre 1960 y 1961 se hicieron en un tiempo récord y reafirmaron el papel central del Estado en la educación. Por supuesto, la política no gustó a ciertos sectores, que calificaron la propuesta de monopolio. El Partido Acción Nacional vio en la mano estatal un "totalitarismo educativo", con libros "socialistas" contrarios a la fe cristiana. La Unión de Padres de Familia protestó contra los libros de texto gratuitos, por considerarlos inconstitucionales (no leyeron el artículo tercero); además, expuso que "las mentes infantiles quedarán a merced de los vaivenes políticos e ideológicos, antipedagógicos… fracasarán como en la Alemania nazi y la Rusia soviética; coartan la libertad de enseñanza (Excélsior, 1960)".

El cardenal de Guadalajara, José Garibi Rivera, pidió a los padres de familia, velar por la educación, llamó a los profesores sectarios y exigió remedio a una situación "en sumo grado perjudicial". ¿Leer hace tanto daño?

Por su parte, la Barra Mexicana de Abogados criticó el carácter monopólico de los libros, "único, uniforme, y obligatorio, menoscaban la integridad de la familia y sus deberes educativos e impiden el libre acceso a la verdad".

No sólo hubo críticas, sino manifestaciones y protestas en varias partes del país. En Monterrey se afirmó que los libros "tienden a orientar a los educandos en la ideología marxista". En Obregón se manifestaron contra el "comunismo" en la educación. Otra crítica se centró en la explicación del ciclo reproductivo de la vida, pues la Unión de Padres de Familia consideró que la educación sexual es derecho de la familia, no de la escuela, y mucho menos del Estado. Desde un principio, los libros de texto gratuitos estuvieron rodeados de duras críticas. Para 1970, el analfabetismo disminuyó al 25 por ciento de la población. Sin duda, aquella política educativa del Estado logró resultados favorables para el país, en un México lejano a la democracia y las libertades. Vuelvo al punto inicial: cada vez que se renuevan los libros de texto, regresa la polémica, a veces con razón, otras sin ella.

El Siglo 

22 de agosto 2023

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martes, 8 de agosto de 2023

Un tiro en el pie

 


Entre los bordes de aquí y allá, de un lado y del otro, Estados Unidos y México, pasan con facilidad de la integración al rechazo. La frontera es el drama cotidiano, donde los sueños se contraponen violentamente. Como hermanos enfrentados, a veces las diferencias se dan en forma de leyes, otras en muros, alambre de púas, y la más nueva: boyas en el río Bravo o río Grande, según se vea. Pese a la cantidad de obstáculos, pese a los peligros de cruzar el desierto, miles y miles de migrantes buscan pasar. El sueño de una vida mejor los lleva a jugarse la vida misma. Tan sólo en el año 2022, murieron 830 migrantes al tratar de cruzar la frontera.

El tránsito hacia el otro lado, va de los Juegos del hambre a La Purga. Quizás las películas sean una exageración, pero también representan una actitud hacia los otros, en este caso, los migrantes, no vistos como personas, sino enemigos a eliminar. Las políticas más recientes impulsadas por los gobernadores de Florida y Texas (ambas entidades con una profunda raíz hispana), reflejan el extremo de lo que el filósofo Achille Mbembe, acuñó como la necropolítica: ese poder de hacer morir y dejar vivir.

En el primer caso, el gobernador Ron DeSantis, más radical que su contrincante Donald Trump, lo cual ya es mucho decir, impulsa sin cortapisas disputas públicas. Se va contra las minorías sexuales y lanza una campaña bajo la frase lapidaria: "no digas gay". El mundo del gobernador no está en Disneylandia, por lo mismo, su lucha está contra la "ideología woke". No contento con sus peleas, también se va contra los migrantes sin papeles. Miles de ellos forman parte activa de la economía del estado, ya sea en la construcción o en los campos agrícolas. La promulgación de la ley migratoria SB-1718, no sólo criminaliza a los migrantes, sino a las empresas que los contraten. De ahí para arriba, todo lo que apunta a los migrantes podrá ser perseguido y penalizado punitivamente, como si se tratase de objetos peligrosos. La nueva ley es un tiro en el pie para el estado. La ley entró en vigor el pasado primero de julio, aunque Florida también vive de los migrantes. Sin embargo, la discriminación y el racismo ya le pasó la factura a DeSantis, quien se ha desinflado en las preferencias rumbo a las elecciones presidenciales. Prácticamente, los republicanos prefieren a Trump. ¡Vaya ironía!

En Texas, el odio del gobernador Greg Abbott hacia los migrantes, lo llevó a un absurdo peligroso. Colocar boyas en el río Bravo. Al gobernador no le importa la ley, ni muchos menos los tratados internaciones de límites entre ambos países, su propósito es frenar el paso de los "ilegales". Sus acciones buscan combatir la ilegalidad desde la ilegalidad. No se trata de la opinión de quien escribe, sino de la demanda que ya entabló el Departamento de Justicia del gobierno de Estados Unidos contra Texas.

La fiscal general adjunta Vanita Gupta, expresó en un comunicado: "Esta barrera flotante plantea amenazas para la navegación y la seguridad pública, y presenta preocupaciones humanitarias. Además, la presencia de la barrera flotante ha provocado protestas diplomáticas por parte de México y corre el riesgo de dañar la política exterior de Estados Unidos".

La realidad cotidiana en la frontera agrega un capítulo más a la saga republicana de la Purga. El cerco de púas y boyas en el río Bravo no sólo tienen la función de contener o disuadir, sino hacer daño. Para no ir más lejos, es odio a los migrantes como política institucional. Todo esto me recordó al Gringo viejo de Carlos Fuentes: "Hay una frontera que sólo nos atrevemos a cruzar de noche: la frontera de nuestras diferencias con los demás, de nuestros combates con nosotros mismos".

El Siglo 

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viernes, 28 de julio de 2023

Villa, actor de Hollywood

 


La leyenda se mezcla con el mito. Cien años después, su nombre sigue vivo. Tras el asesinato, un 20 de julio de 1923, en Parral, el nombre del revolucionario Francisco Villa, sólo creció más. Su vena popular continúa en el presente. Como sucede con otros grandes personajes, hay algo de su historia que está vivo aquí y allá. Por lo mismo, no me deja de sorprender que, hasta veladoras, junto a San Judas Tadeo y otros santos, se pueden encontrar. Las imágenes abundan y se reflejan en esencia su carácter popular. Villa representó la revolución desde abajo, aunque vale aclarar, que tanto él, como Zapata, perdieron la guerra frente a los sonorenses. El más sagaz de esa línea, formó un partido político que duró setenta años en el poder.

Con motivo del centenario luctuoso, se han realizado diversas conmemoraciones, incluyendo la designación del año de Villa por el gobierno federal de la 4T, tan afín a los símbolos. Por supuesto, el personaje, como cualquier otro, está sujeto a polémica y a una variedad de interpretaciones. Algunos lo adoran por sus acciones revolucionarias, otros lo vituperan por bandolero y asesino. Pero el historiador no es un juez. Al respecto, conviene recordar al brillante historiador francés, Marc Bloch, quien no sobrevivió al nazismo y, sin embargo, alcanzó a legar un libro iluminador sobre el oficio de historiar. Ahí advirtió de la tentación de juicios y adjetivos. Por lo mismo, es error de aficionado, asumir la historia como un tribunal desde el presente. En el mejor de los casos, esa actitud demuestra un ingenuo anacronismo, pero también, deshonestidad intelectual, de quien pretende desde el presente, juzgar el pasado. La historia es la ciencia de los hombres, y su función es ayudarnos a comprender. En ese sentido, hay que quitarnos de prejuicios para acercamos al pasado. Dicho eso, es fascinante conocer a los sujetos de la historia en su complejidad, más allá de la pobre imagen de buenos y malos, tiros y troyanos. La figura de Villa es extraordinaria por las facetas que tuvo, en especial, por romper el destino de la vida alrededor de la hacienda. Tras el asesinato del presidente Francisco I. Madero en 1913, Villa fue el continuador del maderismo a través de la División del Norte. Su grito fue ¡Viva Madero! Él personalmente subió una escalera y cambió el nombre a la antigua calle de Plateros, por Madero. Fiel a su violento estilo, advirtió que quien se atreviera a quitarla, lo fusilaría. ¡Nadie lo hizo! Actualmente, esa calle en la ciudad de México, es el mejor ejemplo de cómo transformar una vía de automóviles, en una calle para peatones. Otro rasgo del personaje, se puede sintetizar en las tomas militares. Veamos un ejemplo. Tomó tres veces Torreón, las dos primeras como héroe revolucionario en 1913 y 1914; la tercera, en 1916, como sanguinario forajido.

La excepcional personalidad y las hazañas revolucionarias, pronto llamaron la atención de los políticos y militares estadounidenses desde 1911. En la prensa gringa lo calificaron como un Robin Hood mexicano, y en algún momento en 1914, lo vieron como presidente de México, aunque siempre rechazó esa posibilidad de acceder al poder. Lo suyo fue la revolución popular en su vertiente armada.

La empresa cinematográfica estadounidense, Mutual Film, le ofreció un contrato para grabar la vida del general Villa. De golpe, pasó de revolucionario a actor de Hollywood. En dicho film, se interpretó asimismo, y también lo hizo el actor Raoul Walsh. La película se estrenó en Nueva York en 1914 con escenas reales de las batallas de Torreón y Ojinaga. Lamentablemente la cinta se perdió. A partir de entonces, no dejó de ser tema del cine. Para 1934 se estrenó en Estados Unidos, Viva Villa, actuada por Wallace Beery. En México, el prolífico Fernando de las Fuentes dirigió Vámonos con Pancho Villa (1936), basada en la novela de Rafael F. Muñoz. Domingo Soler hizo las veces de Villa en una película con dos finales. Uno para el público, y otro censurado, por ser sumamente violento, al más puro estilo Villa. Busquen los finales en You Tube. Pedro Armendáriz también interpretó al general, en Pancho Villa y la Valentina (1959). El español Antonio Banderas actuó como Villa; la película es bastante mala. Y la lista da para escribir un libro del tema. No obstante, lo de hoy son las series por streaming en la red. Recién se estrenó en diez episodios, "Pancho Villa, El centauro del Norte" por Star Plus. El actor coahuilense, Jorge A. Jiménez, hizo una interpretación notable y la serie da un perfil histórico razonable, sin hacer hagiografía, pero tampoco olvida los episodios sangrientos y oscuros del personaje entre 1916 y 1920, año de su rendición.

Sin duda, Villa está más vivo que nunca. ¿Qué significa esto? El deseo popular de justicia y la lucha por las causas sociales. Como pocos, Villa encarnó ese espíritu y cien años después, algo queda de aquella personalidad tan singular.

25 de julio 2023
El Siglo

Porfirio


Se fue Porfirio Muñoz Ledo (1933-2023), político de largo aliento. Brillante, crítico y cambiante como el viento. Su nombre queda en la historia política de los últimos cincuenta años. Era difícil no quedar envuelto en su retórica, sobre todo, por la inteligencia de sus palabras. Con la muerte de Porfirio, se va acaso, el último político de ese calado. No tiene herederos en la política contemporánea, en consecuencia, queda un vacío grande.

Athena no es ficción

 



La realidad supera la ficción y la ficción completa la realidad. La literatura está poblada de ejemplos. A lo largo del tiempo, la imaginación mantiene esa tensión entre lo real y lo ficticio. De esa manera, las letras dan forma a otra realidad. Se alimentan mutuamente.

Durante siglos dominó el libro como vehículo para la ficción, especialmente en hojas de papel. Sin embargo, vivimos otra época, dominada hasta el cansancio, por pantallas. Tan así, que la posición cotidiana de las personas es la cabeza agachada. ¿Será un signo de los tiempos? Lo de hoy son las series y las películas en línea. El año pasado salió la película francesa, Athena (2022), del director Romain Gavras. La trama se sitúa en un barrio imaginario de Francia, "Athena". Entre los edificios que conforman los guetos populares, descendientes de migrantes de Marruecos y Argelia, llenan las calles. Como es habitual en dichas zonas, la policía asedia violentamente a los jóvenes, pero en esa ocasión, asesinan a un joven árabe de trece años, lo cual no sólo ocasiona la ira del barrio, sino prende la protesta violenta contra la policía. Desde los edificios, Karim, el hermano del adolescente asesinado, lidera la revuelta. Organiza a cientos de jóvenes que toman la estación de policía, incluyendo sus propias armas. Desde los edificios, organizan barricadas y atacan con bengalas, cohetes, piedras, bombas molotov. Por momentos, la escena parece un festejo con fuegos de artificio. Por lo mismo, nada más lejos del glamour francés, que el alzamiento de los jóvenes contra las autoridades. El film es explosivo y ofrece una mirada desde los manifestantes. Su apuesta resultó premonitoria. En otra escena, aparecen ahogados por la multitud, los policías bien pertrechados, mas resultan insignificantes ante la masa. Hasta ahí, la ficción del relato cinematográfico. No obstante, la realidad es terca y lapidaria. Recientemente en las calles de Nanterre, al oeste de París, el joven Nahel de diecisiete años, conduce su vehículo y es detenido por dos policías en motocicleta. Lo que en principio parece un incidente de tráfico cualquiera, sube de tono, cuando uno de los agentes apunta su pistola al joven conductor que intenta huir. Enseguida sucede el impune asesinato frente a la cámara del teléfono de un ciudadano. El video pronto se hace viral en las redes. Más todavía, enciende la mecha de la tercera revuelta francesa de los últimos años. En Francia, las manifestaciones están a flor de piel. Los "chalecos amarillos" en 2018, tras el aumento del combustible y en contra de las políticas económicas del presidente Emmanuel Macron. Los disturbios de 2005, cuando la policía persiguió a dos jóvenes, Bouna Traoré (de quince años) y Ziad Benna (de diecisiete años). En la persecución, los jóvenes se refugiaron cerca de un transformador y mueren electrocutados. Lo que siguió fue la ira colectiva en las calles. Los disturbios recientes tras el homicidio de Nahel, parecen la reproducción de Athena, no obstante, es la realidad. Entre los jóvenes franceses, se asume en automático la violencia de la policía, sobre todo, si se es árabe o negro. En su momento, como ministro del interior, Nicolás Sarkozy llamó a limpiar de "escoria" a la periferia de París. El presidente Macron afirmó que Francia necesita "orden, calma, unidad", sin embargo, culpó a los padres de los jóvenes manifestantes, muchos adolescentes, y a las redes sociales como TikTok y Snapchat. En medio de todo eso, queda el rechazo a la política económica y la vigencia aberrante del racismo. En pocas palabras: Francia, más allá de los Campos Elíseos.

11 de Julio 2023

El Siglo

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viernes, 30 de junio de 2023

Lecciones de Colombia

 



Conocimos la paz hasta que tuvimos guerra. Ahora valoramos la seguridad como un estado fundamental de la nación. Lo entendimos a la mala y después de tantos años es difícil asimilar lo que pasó. Sin embargo, una vez abierta la puerta de la violencia en 2006, cuando un presidente urgido de legitimad llamó a la "guerra contra el narco", todavía continuamos en esa terrible inercia. Sabemos cuando inició; no cuándo va a terminar. Han pasado 17 años y seguimos en el laberinto. Para el caso, no es necesario repetir las macabra estadística que se cuentan por cientos de miles de homicidios y otros tantos de desaparecidos. En México, tenemos experiencias regionales exitosas para restablecer la seguridad, pero igualmente ayuda conocer las lecciones de Colombia. Es cierto, los conflictos no son los mismos, y sin embargo, tienen manifestaciones similares. Hay que conocer las alternativas colombianas a la profunda crisis de violencia, tras 60 años de guerra.

La dura experiencia del país latinoamericano, partió en años recientes, desde un principio esencial: Hay futuro si hay verdad. Bajo ese valor, impulsaron en 2017, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. De esa manera, llamaron a un gran acuerdo social para la paz. Entre las partes reunidas, no sólo están las víctimas, sino también, los victimarios. En unos y otros, el rostro de las personas como responsabilidad, según lo expresó el filósofo Emmanuel Levinas.

Tras años de complejas negociaciones, entre el Gobierno nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, se logró un acuerdo en La Habana, Cuba, para terminar con seis décadas de guerra. El 24 de agosto de 2016, Colombia hizo historia. El compromiso se ratificó en Cartagena bajo el nombre: Acuerdo Final para la Construcción de una Paz Estable y Duradera. El compromiso de las guerrillas fue entregar todas sus armas a la ONU, no cometer secuestro, extorsión ni reclutamiento de menores, romper sus vínculos con el narcotráfico y detener los ataques a la Fuerza Pública y a la población. Asimismo acordaron colaborar para esclarecer las violaciones cometidas a la población civil.

En el 2022, el presidente de la Comisión, Francisco de Roux, entregó el extenso y necesario informe. Lejos de la negación o el ocultamiento, el informe ilumina los años más oscuros en la historia colombiana. Su propuesta es conocer desde la verdad dura e incómoda, un realidad brutal que rompió a la sociedad. De Roux fue un actor clave y de primer orden en el acuerdo de paz. Sacerdote jesuita, filósofo y economista, también es conocido como "Pacho". Durante la presentación del informe cuestionó:

"Cómo nos atrevimos a dejar que pasara y cómo nos podemos atrever a permitir que continúe pasando".

A través de 24 tomos y más de 8 mil páginas, el informe da las claves para la construcción de una paz, si se quiere imperfecta, pero paz.

El informe abre con el siguiente llamado: "Traemos un mensaje de esperanza y futuro para nuestra nación vulnerada y rota. Verdades incómodas que desafían nuestra dignidad, un mensaje para todas y todos como seres humanos, más allá de las opciones políticas o ideológicas, de las culturas y las creencias religiosas, de las etnias y del género. Traemos una palabra que viene de escuchar y sentir a las víctimas en gran parte del territorio colombiano y en el exilio; de oír a quienes luchan por mantener la memoria y se resisten al negacionismo, y a quienes han aceptado responsabilidades éticas, políticas y penales. Un mensaje de la verdad para detener la tragedia intolerable de un conflicto en el que el ochenta por ciento de las víctimas han sido civiles no combatientes. Una invitación a superar el olvido, el miedo y el odio a muerte que se ciernen sobre Colombia por causa del conflicto armado interno. Estamos convencidos de que hay un futuro para construir juntos en medio de nuestras legítimas diferencias. No podemos aceptar la alternativa de seguir acumulando vidas despedazadas, desaparecidas, excluidas y exiliadas. No podemos seguir en el conflicto armado que se transforma todos los días y nos devora. No podemos postergar, como ya hicimos después de millones de víctimas, el día en que la paz sea un deber y un derecho de obligatorio" (Informe, Convocatoria a la Paz Grande, 2022).

Entre tanto, es significativo que a propuesta del rector de la Universidad Iberoamericana Torreón, Juan Luis Hernández Avendaño, el jesuita Francisco de Roux recibió el pasado 20 de junio, por parte del Sistema Universitario Jesuita, el Doctorado Honoris Causa. Sin duda, el ejemplo de Roux y la experiencia colombiana, son luz de esperanza para México.

El Siglo
27 de junio 2023

viernes, 16 de junio de 2023

El PAN y las lentejas

 




Se aliaron por un plato de lentejas. Así acaba el Partido Acción Nacional, tras décadas de sacrificios, avances y aportes a la democracia mexicana. Durante la segunda mitad del siglo XX, el PAN fue un partido de oposición con gran prestigio. Los fundaron hombres notables e íntegros en 1939, a fin de construir una vía institucional para trascender el vaivén de las elecciones. Desde su arranque, se ganaron a pulso y valentía, el lugar de oposición al régimen en un contexto autoritario. Eran los tiempos de la dictadura de partido único, con todo lo que significa esa palabra: represión, violencia, hegemonía brutal. Octavio Paz, definió al partido en el poder, como el Ogro filantrópico. En consecuencia, el régimen autoritario utilizó todo tipo de recursos y artilugios antidemocráticos para mantenerse arriba, hasta que pasaron setenta años.

Sin posibilidades de ganar, los panistas fueron minoría por muchos años. Luego ganaron una diputación aquí, un municipio acá, pero no más. Sin embargo, el PAN se mantuvo con aplomo y llegado el momento, hizo aportaciones relevantes a la democracia en México. La credencial de elector y un instituto electoral autónomo, son algunos ejemplos vigentes.

Con el apoyo de los ciudadanos, llegaron a la presidencia en el año 2000, no obstante, de carecer de estructura. De esa manera, canalizaron el voto antipriista. Vicente Fox fue el mejor candidato y el peor presidente. Frívolo, desperdició la gran legitimidad de su gobierno y dejó intacto el antiguo régimen. En el 2006 mantuvieron la presidencia bajo una elección polémica y sumamente cuestionada. La diferencia de votos consistió en 0.56 por ciento. Lo que siguió con Felipe Calderón, fue la guerra contra el narco y la violencia sin fin que todavía lastima al país. Genaro García Luna es el símbolo de esos infames años.

Hace tiempo que el PAN anuló la tradición. Sus actuales líderes son todo lo contrario a los valores que fundaron el partido. Pienso en la inteligente visión y paciente brega de eternidad de Manuel Gómez Morin; en el humanismo cristiano de Efraín González Luna, abogado de prestigio y hombre intachable; la capacidad argumentativa de Rafael Preciado Hernández; la agudeza de Adolfo Christlieb Ibarrola; la dignidad de José Ángel Conchello; la entereza de don Luis H. Álvarez y la inteligencia crítica de Carlos Castillo Peraza.

El 22 de diciembre de 2020, el PAN firmó su degradación al conformar la alianza con el PRI y las sobras del PRD. No sólo perdió la poca credibilidad que tenía, sino se alió con su opresor histórico. De esa manera, el PAN quedó destruido por sus principales líderes, quienes están muy por debajo de las circunstancias. Rebasados, navegan sin brújula en un Titanic llamado Alianza. Su hundimiento los espera en 2024.

En las recientes elecciones de gobernador en el Estado México, el PAN, sólo obtuvo el 11.2 por ciento de los votos. En Coahuila, terminaron en cuarto lugar, con 6.8 por ciento, es decir, raquíticos 89 mil 243 votos. ¡Una estafa para el PRI! Lo cual ya es mucho decir. Toda esta debacle del PAN, me recordó la historia de Esaú, quien vendió su primogenitura y herencia, por un plato de lentejas a Jacob. Es decir, por el hambre momentánea, se perdió para siempre. Era preferible asumir con dignidad algunas derrotas y regresar con integridad de cara a los ciudadanos. Con la alianza, el PAN entró en un precipitado proceso de perredización. En la política, ya lo dijo el florentino, hoy estás arriba, y mañana abajo. Sin embargo, se aliaron con el PRI, pulverizando su identidad, y sobre todo, la legitimidad que ganaron con las luchas históricas. Los panistas de la vieja guardia fueron sumamente valientes, aguantaron las vejaciones y la violencia del régimen contra sus militantes. En aquellos años, distribuir propaganda del PAN, te podía llevar a la cárcel. Criticar al gobierno era motivo de persecución y hasta desaparición. Por otro lado, la generación que le tocó cosechar importantes triunfos electorales, hizo concertaciones con el gobierno sin perder su valor. Diego Fernández de Ceballos y Carlos Castillo, ganaron el poder, pero no perdieron el partido. Esa etapa se caracterizó por un pragmatismo que hizo coalición con el gobierno y conservó su marca.

En contraste, Movimiento Ciudadano está destinado a tomar el lugar el PAN. Tienen propuestas interesantes en el Senado y en la Cámara de Diputados. Su discurso no es estridente. Gobiernan estados relevantes como Jalisco y Nuevo León. Pese al canto de las sirenas de la Alianza, se mantuvieron firmes. Para el 2024 es factible que desplacen al panismo al tercer lugar.

El PAN carece de liderazgos honestos e inteligentes. Están destinados a una irrelevante minoría. Su paupérrima narrativa se limita a criticar al presidente y decir que todo está mal. En esas condiciones, el político que mejor representa los valores y principios de la Alianza, es Alito Moreno, sin duda, sería el mejor candidato, por su gran "experiencia" y "habilidad". Todo por un plato de lentejas.

El Siglo, 13 de junio 2023