Muchas son las causas de muerte en nuestro país, pero en el ocaso del sexenio calderonista resalta el homicidio doloso como la multiplicación de los males. Sobra decir que entre bandas criminales o abatidos por la autoridades. Lo cierto es la huella de muerte por doquier. Pero ¿cuál es la cifra de homicidios dolosos en el país? ¿Qué sucede con los registros? ¿Qué tan confiables son?
En el último año del gobierno de Felipe Calderón, ya se habla de 60 mil muertes. ¿Pero cuántos muertos son? Ante la constante de muertes violentas, dos periódicos, Milenio y Reforma, emprendieron hace años el registro de homicidios en el país: el violentómetro, el ejecutómetro. Sin embargo, el registro se quedó corto, además de mostrar evidentes diferencias. Luego las autoridades federales presentaron una cifra mayor a la reportada por los diarios. De esa manera, el periodismo mostró sus límites ante el registro de la barbarie.
Los miles de homicidios llevaron al gobierno a presentar las cifras en el Consejo Nacional de Seguridad Pública. Luego, en un ejercicio inédito de transparencia, se presentó la “Base de datos de fallecimientos ocurridos por presunta rivalidad delincuencial”. De una manera sencilla se presentaron datos desagregados por estados y municipios entre 2006 y 2012. Sin embargo, el registro evidenció diferencias con lo declarado por el CISEN y posteriormente con los registros del propio Sistema Nacional de Seguridad Pública. ¿Con cuál fuente quedarnos?
Veamos un ejemplo. En Coahuila entre 2007 y 2010 la Base de datos reportó en Coahuila 18, 78, 179 y 384 homicidios dolosos. Para los mismos años, la fuente del Sistema Nacional registró 121, 179, 240, 407 homicidios dolosos.Como verán, ningún año de la primera fuente coincidió con la segunda. ¿Dónde quedaron los muertos?
En días recientes, Jaime López Aranda, titular del Centro de Información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, reconoció como fallida la Base de datos: “En mi opinión personal, no como funcionario, esta base fue un muy buen experimento de transparencia, pero fue un experimento fallido. O sea, creo que el Estado mexicano no debe hacer la clasificación de muertos por delincuencia organizada porque desvirtúa profundamente el proceso penal”.
Si ya desechemos la primera fuente oficial, sólo nos queda la del Sistema Nacional, que es más o menos consistente, aún y con la rasuradas que puedan darle las procuradurías estatales. Con todo eso, la cifra de homicidios dolosos ya supera los ¡105 mil! hasta junio de 2012.
Si lo vemos desde la medición de tasas por cada 100 mil habitantes, México está claramente debajo de países como Colombia, Honduras, Venezuela. Pero si observamos lo que pasa en las ciudades y regiones, el problema cobra otra dimensión. Tenemos ciudades entre las más violentas del mundo. Torreón es una de ellas.
Quizá ya nos acostumbramos a la matazón, quizá llegamos a pensar que “es normal”. Curiosamente Juárez registró en junio pasado 49 homicidios, el mes menos violento desde 2008. Torreón fue el extremo con 112. Acaso la mayor cifra de homicidios en el país durante ese mes. No escribo esto sin sentirme profundamente abrumado, sin pensar ¿dónde quedó el Estado?
17 de agosto 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9156210