Hay dos tiempos y dos lógicas distintas. Por una parte, el reloj de la mayoría de los ciudadanos donde el tiempo apremia y la necesidad obliga. Por otro, el reducido grupo de políticos y funcionarios para los cuales el tiempo es una variable a voluntad. Se detiene o se estira según sea el caso. En esa lógica los resultados son irrelevantes. Se den o no… pero ¡el dinero se gasta!
Ayer se realizó una reunión más de las autoridades para ver el tema de seguridad en La Laguna, en particular lo que se refiere a la zona metropolitana. Ahí estaban los gobernantes y los funcionarios federales, estatales, municipales y todo lo que se pueda. Excepto el secretario de gobernación, Alejandro Poiré, que para la ocasión, es irrelevante su presencia. Nada más impotente que una administración con los días contados.
Para los laguneros el problema de la inseguridad y la violencia lleva años, sobre todo a partir de su multiplicación desde 2007 a la fecha. Pero para los gobernantes, la inseguridad y la violencia es una reunión más. Es cierto, en las calles la escena se repite a diario: el convoy de policías y militares. No obstante la visible presencia, los delitos de alto impacto no bajaron, sino se ¡incrementaron!
El “Operativo Laguna” que convoca a todos los niveles de gobierno no parece ser la medida para disminuir la incidencia delictiva. La cosa sigue tan impune como antes. Me enfoco en dos delitos que evidencian el fracaso gubernamental.
Cada año desde 2007 la tasa de homicidio por cada 100 mil habitantes superó las marcas: 2008 fue peor y así sucesivamente hasta llegar al indecible 2012. Tan sólo ese delito en Torreón, nos catapultó en junio de este año como la ciudad más violenta del país. Más que Juárez, lo que es mucho decir.
Recientemente la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) dio a conocer su nuevo reporte sobre el robo de vehículos. Torreón está entre las quince ciudades del país con más robo violento de vehículos. Pero el reporte de la asociación se queda corto en Torreón, porque no incluye el robo de autos que no están asegurados. En consecuencia, la cifra es ¡todavía mayor!
Aun así, la política más notable de los operativos gubernamentales es la multiplicación de los retenes. ¿Cuántas veces no los han parado? Sin embargo las crecientes tasas de robo de vehículo indican que los retenes no son un obstáculo para ese tipo “negocio”.
Al final, con reuniones o sin reuniones, no parece haber una responsabilidad clara, pero sí muchas autoridades y presupuesto que ejercer. En privado ¿habrán reconocido el fracaso?
Repito: el sentido de urgencia para los ciudadanos es uno; para las autoridades otro.
10 de agosto 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9155582