lunes, 30 de enero de 2012

Policía metropolitana


Cerró la semana con el anuncio de la Policía Metropolitana para La Laguna. No sé si la nueva política que arrancaron las autoridades de Coahuila y Durango genera esperanza de ofrecer una seguridad efectiva a los ciudadanos. Ojalá así sea, porque es bien sabido que el crimen en nuestras ciudades opera regionalmente y en buena medida, esa policía nace para responder a ese fenómeno.

A pesar de que la región tienen una Zona Metropolitana con presupuesto federal, a los laguneros no cuesta pensar, y sobre todo, actuar como región desde la política. Menciono algunos temas cruciales en nuestras ciudades: Agua, transporte y alcohol. En ninguno de esos tres converge una política regional de gran calado. Por el contrario, tenemos una dispersión institucional, a veces con esfuerzos contrapuestos. Es el agua el más evidente; como si el acuífero “diferenciara” a los municipios.     

En ese sentido, la nueva policía metro busca atender el problema regionalmente. Un primer pasó avanzó con la figura militar del mando único. Pero ¿cuál será la efectividad de esta policía? Por ahora eso no lo podemos calificar, acaso hasta el primer semestre de su operación. En principio el lanzamiento de esa corporación parte de un proceso de acreditación previa. Parece poco, pero paulatinamente los filtros de confianza se comienzan a generalizar en los principales municipios del país. Tan solo ese punto, se ha convertido en el camino para transitar de los esquemas tradicionales de policía, a un nuevo paradigma nacional. Ya llevamos años, y todavía nos faltan más. 

Según afirmó el gobernador Rubén Moreira, la policía metro combatirá los delitos de alto impacto como el secuestro y la delincuencia organizada en los municipios de la zona. Aunque sin muchos detalles, no se habló de las letras “chiquitas” del Convenio de Coordinación Interestatal que firmaron las diversas autoridades. Igualmente está por verse la propuesta jurídica para incorporar la nueva policía a la operación de los estados. Por lo pronto, los principales indicadores, siempre incómodos para estos temas, tanto que a veces se oculta o se registran mal las cifras, serán la mejor prueba de utilidad pública de la nueva policía.