lunes, 16 de enero de 2012

Estimado Gobernador


Rubén Moreira Valdez


por estos días usted nos envía un mensaje a los “estimados contribuyentes”. Como tantos otros ciudadanos coahuilenses, recién recibo la notificación de las obligaciones fiscales por derecho vehicular. Es cierto, enero no sólo es el mes de las fiestas, sobre todo, es el mes de los impuestos. No voy a objetar las obligaciones que como ciudadanos tenemos, porque sencillamente el gobierno se construye con la sociedad, aunque a veces parece desentenderse de ella.

Respetuosamente nos comunica que el Gobierno a su mando, estableció durante el mes de enero, el Fondo para otorgar estímulos fiscales de contribuciones estatales, “en reconocimiento a la acción responsable” de los ciudadanos. Luego nos dice: “Sin duda, el pago oportuno de nuestras contribuciones, permitirá disfrutar de más obras y programas sociales en beneficio de todos los coahuilenses, acciones que se harán de su conocimiento, señalando el destino de dichos recursos, compromiso primordial de mi Administración”.

Así, recientemente se le ha criticado por no cumplir su promesa de campaña de eliminar la tenencia. Pero esa crítica no va al fondo de la cosas. El problema de fondo en Coahuila, y ese el punto que a muchos contribuyentes responsables nos indigna, es que el dinero de las aportaciones  no va a parar en inversión pública o beneficios sociales. Va para pagar una descomunal deuda que todavía no se explica ni se puede explicar. Mejor hablar con la verdad gobernador: el Estado le urge dinero porque ya no le alcanza para cubrir la deuda que dejó su hermano. Un deuda por cierto, que el Congreso “legalizó” en una sola bolsa, como si 5 mil 300 millones de pesos fueran una minucia firmada con documentos falsificados.

Este es el punto que debería decir de frente a los coahuilenses: sus impuestos se destinan a pagar una buena parte de la deuda que se contrató con documentos falsos; al mismo tiempo, sus impuestos pagan la riqueza y buena vida de una red de corrupción que goza todavía de impunidad.  Estimado gobernador, deje la retórica de la “confianza” y “el nuevo pacto social”. Mejor reconozca con todas sus palabras que los impuestos estatales no son para “beneficio de todos los coahuilenses”. Más bien son para beneficios de unos cuantos: los funcionarios que usted conoce del gobierno anterior; los banqueros que también ganaron al tomar como “buenos” documentos apócrifos.  ¡Esos sí que disfrutan!

Responsabilidad no sólo es pagar impuestos, sino que el gobierno a su cargo esclarezca y llame a cuentas a los responsables de un atraco que deja mal parados a los ladrones de banco. Hasta entonces sí hablaremos de confianza y legitimidad, de transparencia y legalidad, de un Coahuila próspero y competitivo. Mientras tanto, pagar impuestos en Coahuila es una obligación que asumo bajo protesta.         


13 de enero 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9094060