lunes, 20 de octubre de 2014

De moyotes, mosquitos y zancudos


Por estos días, nada más lagunero que los moyotes. Nada más íntimo que su presencia. El asunto podría parecer trivial, hasta que las picaduras nos recuerdan una fina violencia. No sé cuántas veces he sido pinchado desde que empezaron las lluvias, pero la cuestión ya toma importancia cuando las marcas muestran su territorio. En sigilosa advertencia, escuchamos un ruidillo zumbado las orejas. Basta con un solo moyote para arruinar la noche. Pero no importa la hora, al fin las picaduras están a la orden del día. Hay algo omnipresente en ese ejército con alas. Si creíamos habernos librado de alguno, siempre queda el lugar para otro, otro y otro.
Tras un año notablemente lluvioso en la región, lo cual es mucho decir en nuestros páramos y ardientes yermos, los moyotes se han vuelto nuestros más fieles seguidores. La vida florece con el agua y con ella un crecimiento exponencial de hambrientos mosquitos. Así, las lluvias nos dieron tregua con el calor, no así con los millones de zancudos.
Hace unos días, Macario Schettino, quien para su suerte vive en México, me preguntó con desconcierto: ¿qué son los moyotes? Mosquitos, zancudos o moyotes, aquí no nos queda duda del significado, ni de su insistente existencia. En la capital del país, otrora sede del imperio Mexica, se perdió en el tiempo el uso de la palabra náhuatl: móyotl. Para los chilangos moyote es un vocablo incomprensible. Para los laguneros es una aguda presencia.
El escritor Saúl Rosales nos dice en su último libro, Jales sobre el habla lagunera, que la palabra moyote es un tesoro literario. Además, tenemos que agregar: también es un dolor de cabeza. Rosales nos explica que móyotl, convertida en moyote, es esa palabra que abandonó el mundo Mexica y encontró perdurable acogida en la Región Lagunera. Esta es una comarca no náhuatl en su origen, pero sí dotada de condiciones ambientales más que propicias para la sobrepoblación veraniega de los "mosquitos zancudos" mencionados por Bernardino de Sahagún. En una suerte de identidad cotidiana, cada vez que pronunciamos la palabra moyote, traemos al presente, la herencia tlaxcalteca en La Laguna.
En la desesperación por tanto moyote, mi buen amigo Heriberto Ramos, nos recomendó la planta Citronela para ahuyentar, no sé si los malos espíritus, pero al menos a los mosquitos. Quizá, de ahora en adelante necesitemos en la región una política pública que haga de esa planta, la más querida planta lagunera. A la par de las palmeras y mezquites, tendríamos abundantes Citronelas en camellones y jardines públicos.
Hace tiempo, Javier Leyva, hombre apasionado de los cactos, la historia y su comunidad, me compartió aquella terrible historia, de cómo durante años, el abuso de pesticidas y químicos en el campo lagunero, arrasó no sólo con las plagas, de paso mató a la fauna. Así se exterminaron parvadas vitales para la región. Como un principio torcido, al eliminar un mal, se provocó otro mayor. Esparcidas desde los cielos, toneladas de DDT rompieron la cadena alimenticia de las aves y también acabaron con ellas. Finalmente regreso al principio. Con los moyotes, los laguneros tenemos literalmente un lazo de sangre. Por aquí y por allá ya somos parientes.

El Siglo de Torreón
24 de sept 2014
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Recuerdos de la deuda


Cada 16 septiembre, las fiestas patrias son motivo de días inhábiles en el trabajo, descanso para los niños en la escuela y repetidos "vivas" para México. Pero dejemos las conmemoraciones y festividades nacionales, porque nunca falta la resaca tras los aniversarios. Durante los años setenta del siglo pasado celebremos y celebramos hasta que la resaca nos llevó a la cruda realidad. Eran los años donde se descubrieron nuevas fuentes de petróleo en el país. Por entonces el presidente José López Portillo, un hombre que defendió el peso como un "perro", informó a los mexicanos que ya no éramos un país pobre, sino que había que "administrar la abundancia". ¡Viva México! Y el futuro corrió por cuenta de los "veneros del diablo". Con ese optimismo gubernamental gastamos y gastamos lo que todavía no teníamos, hasta que la fiesta se acabó.
Al igual que el clima, los aires internacionales cambiaron y los precios del petróleo derrumbaron las abundantes expectativas, pero ya nos habíamos endeudado. De paso, la economía mexicana también se derrumbó. Luego vino Luis Echeverría y otra crisis nos alcanzó. Fue la secuela perfecta de una película de terror. No obstante, la tragedia económica no venía desde afuera, sino del gobierno mismo. Otra vez los efectos de la fiesta nos afectaron. A la distancia, un escritor de la onda, bautizó aquellos sexenios como la "docena trágica". Sin embargo, los problemas de la deuda no acabaron ahí. Un buen día, un presidente pelón, carismático y reformador, terminó su sexenio quebrando el país. La causa, según se dijo, fue un "errorcillo de diciembre". Más mal no nos podía ir, y al fin tuvimos una tregua para los sexenios de Zedillo, Fox y Calderón. En ese inercia positiva, la deuda pública se mantuvo a niveles razonables, sin que el gobierno fuera esencialmente problema para los ciudadanos.
Enrique Peña Nieto, el presidente que logró el paquete de reformas más importantes en los últimos 18 años, recibió un gobierno con finanzas públicas sanas. Desde el año pasado, rompió una regla de la ortodoxia financiera. Su gobierno contrajo deuda para financiar el gasto. En 2013 el déficit fue de 4.1 por ciento del PIB. Tanto, como en los exuberantes años setenta. Este año, nuevamente el gobierno federal volverá a contratar deuda. Es decir, vamos a pagar la operación del gobierno con dinero prestado.
Para el gurú de la Secretaría de Hacienda, Luis Videgaray, el país "todavía requiere de un impulso contracíclico para lograr llegar a los niveles de pleno empleo, de ahí que en este momento el no utilizar el déficit público probablemente sería un acto de gran irresponsabilidad".
Desde esa política, parece que en este momento no vivir de prestado sería irresponsable. ¡Cómo han cambiado los tiempos! En el pasado, México vivió muy malas experiencias con el manejo de la deuda pública. Quiebra tras quiebra, aquellos gobierno dejaron un profundo retroceso que sólo agravó desigualdad y pobreza. En los años recientes, nuestro país fue reconocido internacionalmente por el buen manejo de las finanzas. Tras las crisis global de 2008, México pasó bien la tormenta, no así la endeuda economía gringa, además de un buen número de países europeos. Quien dijera, a la vuelta de los años, sí hicimos bien la tarea. Por segundo año consecutivo el gobierno anunció más contratación de deuda. Ahora de 3.5 % del PIB. Si bien es cierto, actualmente no tenemos un problema con la deuda, experiencias en el pasado nos llaman a desconfiar. Hacienda acaba de proponer el paquete económico para 2015 con más déficit. La razón se justifica porque busca "suavizar la trayectoria del gasto y no afectar la dinámica positiva que ha venido observando la economía mexicana" (Comunicado de Hacienda, 14-IX-2014). En cuestión de días, Hacienda dice una cosa, pero el Banco de México dice otra. De esa manera, el Banxico volvió a recortar la previsión anual del crecimiento para el país. ¿Qué no estábamos en una dinámica positiva? ¡Vaya galimatías! Por lo pronto, restan cuatro años al sexenio. Que ¡Viva México!

El Siglo de Torreón
17 de septiembre 2014

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La culpa es de los medios


De vez en vez, surgen justificaciones ramplonas, clichés que se repiten a falta de argumentos, honestidad o algo de pensamiento. De esa manera, hay quien prefiere culpar a los otros, para no asumir las propias responsabilidades. En esa lógica, siempre es más fácil señalar a terceros, que reconocer los errores. Como un guión predecible, encontramos hombres públicos que excusan su ausencia de liderazgo, victimizándose ante el clima, un gobierno "perverso" o simplemente contra los medios de comunicación.
















Recientemente, un hombre representativo de la mediocridad política, Gustavo Madero, quien dirige Acción Nacional, demostró su capacidad discursiva contra los medios. La profundidad del argumento maderista encontró en los medios a los culpables de la decadencia panista: "El PAN enfrenta trascendidos, acusaciones sin denuncias, delitos sin testimonios, cobardes difamaciones sin voz y sin rostro para alimentar esta política del espectáculo y de la trivialización, en donde lo que menos importa son las posiciones ideológicas".
Quizá convenga recordar, bajo cierto orden cronológico, la sucesión de escándalos y denuncias de corrupción estelarizados por connotados y desconocidos panistas. De esa manera, la renovación de la dirigencia del PAN mostró las diferencias entre los grupos, lo cual es normal en la política, pero de paso evidenció señalamientos puntuales por los "moches" solicitados en la Cámara de Diputados, entre ellos, los protagonizados por el festivo coordinador de la bancada panista, Luis Alberto Villarreal. Pero pasó la elección en el mes de mayo y ganó nuevamente Madero. Por supuesto, se omitió el asunto de la corrupción y Villarreal siguió de fiesta.
En los primeros días de julio, aparecieron unos jóvenes panistas en Jalisco, quienes declararon su admiración por el nacional socialismo. Sin tapujos se mostraron conmemorando el aniversario de su admirado Führer. Como un perfecto oxímoron, el suceso "ario" identificó a los jóvenes de "morenazis".
Por entonces estuvo de moda el mundial futbol, donde unos desconocidos panistas de la delegación Benito Juárez, se lanzaron a la fama como los golpeadores de Brasil. El resto de la historia ya la conocemos, pero el daño ya estaba hecho. Y si las acusaciones de corrupción no tumbaron al coordinador de los diputados panistas, una fiesta bien provista tumbó a Villarreal de la Cámara. Queda claro que dentro del maderismo, no se sanciona la corrupción, pero sí la pachanga.
Uno tras otro, la colección de escándalos fue bien difundida por los medios, pero el problema no es de los periódicos, la radio, la televisión o la Internet, a ellos sólo les regalaron una nota que vende o se tuitea bien. El punto de fondo es la miseria del PAN como partido político después de ser gobierno, y sobre todo, la decadencia como oposición. Semejante desfiguro en el 75 aniversario.
En un luminoso e imprescindible ensayo publicado en 1947, Daniel Cosío Villegas, señaló que "Acción Nacional se desplomaría al hacerse gobierno". 53 años después llegaron al gobierno y tras 12 años, el PAN quedó desplomado por el PAN mismo. A estas alturas, la exposición en los medios es lo de menos, mejor escuchemos la filosofía Madero expuesta en el consejo nacional del 6 de septiembre: "El PRI aparece como el partido más corrupto en una proporción de cinco a uno contra el PAN, y eso es lo que tratan de revertir ellos a través de esta guerra de narrativas… No niego que como en toda comunidad humana, en la nuestra, lleguemos a presentar actos de corrupción o comportamientos individuales licenciosos, pero los panistas siempre hemos luchado y seguiremos luchando por combatirlos".
Para Madero lo perverso no es la corrupción en los partidos, sino que uno es más malo que otro. Entonces, a partir de ahí los ciudadanos tienen que elegir entre el menos corrupto. ¡Vaya elección! En las crisis PAN, también hay minorías críticas, pero marginales, como la voz de Luis Felipe Bravo Mena, quien no dudó en pedir perdón por los errores del partido.
Si bien hablé del PAN y su decadencia, quien mejor definió el momento mexicano, fue el presidente Enrique Peña Nieto. Para el mandatario reformador, la corrupción en el país es "una debilidad de orden cultural". Sin comentarios.

El Siglo de Torreón 
10 de septiembre 2014

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80 del Fondo


Nunca está demás el festejo por los libros, sobre todo, en un época donde las formas de lectura han hecho de la pantalla, el nuevo modelo del libro. Durante milenios, la lectura fue a través de pergaminos, pliegos y hasta glifos escritos a mano. La imprenta, un feliz invento del siglo XV, multiplicó el acceso a la lectura. En los últimos años, pasamos de la lectura en papel a las páginas digitales. De esa manera, nos tocó vivir una época de cambios significativos en la formas de leer. Incluso la manera tradicional de biblioteca ahora parece reservada a la "nube", las memorias electrónicas, las tabletas y los teléfonos.
En ese tránsito, este mes celebramos el 80 aniversario del Fondo de Cultura Económica (FCE), una de las más importantes y emblemáticas editoriales en México. Como otros grandes instituciones del estado que emanaron del régimen posrevolucionario, nació en 1934, un editorial para dotar de lecturas especializadas a los nuevos economistas del país. No había por entonces material para los estudiantes de la nueva carrera de economía. Ante la carencia, un brillante y visionario académico, Daniel Cosío Villegas, impulsó la creación de la editorial mexicana. No es de extrañar que él mismo fue también el promotor del Colegio México, una de las mayores instituciones académicas del país. Retomo de Héctor de Mauleón, el momento en que Cosío Villegas buscó a la editorial española Espasa Calpe, para plantear la publicación de literatura económica destinada a Latinoamérica, pero su asesor, el célebre filósofo José Ortega y Gasset, la rechazó porque entonces la cultura española "se volvería una cena de negros".
Gracias a la "cena", el FCE fructificó en México para bien del conocimiento en Hispanoamérica. Así, tal fue la relevancia de la nueva editorial, que una de las grandes obras de la sociología, me refiero a Economía y sociedad de Max Weber, fue traducida primero al español en 1944, antes que al inglés. Para 1934, el Fondo apenas había publicado 16 libros. Actualmente su catálogo cuenta con miles. No obstante de ser un empresa de gobierno, es innegable el valor y la aportación cultural del FCE. Para la dicha de lector regreso una y otra vez a las obras completas de Alfonso Reyes y Octavio Paz. Recientemente encontré la obra de Jorge Cuesta para mi biblioteca personal, todavía de papel. Pero también están por ahí los ejemplares de Juan Rulfo, Carlos Pellicer, José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes, Manuel José Othón, Francisco L. Urquizo, Enriqueta Ochoa, Giovanni Sartori, Norberto Bobbio, Paul Ricoeur, Michel Foucault, George Steiner, Gaston Bachelard, Bertrand Russell, Claude Levi-Strauss, Roger Caillois, Alexis de Tocqueville, Edmundo Burke, Elionor Ostrom, Douglas North, Dani Rodrik, Gary Becker y no sé cuántos otros más.
Para quienes nos dedicamos profesionalmente a la historia, están los imprescindibles de Hayden White, Paul Veyne, R. G. Collinggwood, Robert Darton, Marc Bloch, Roger Chartier, Jacques Le Goff, Fernand Braudel. Jules Michelet y Leopold von Ranke. Todos gracias al Fondo.
La editorial celebra su aniversario, a pensar de Leo Zuckerman, quien recientemente sugirió en uno de sus textos, la desaparición de la editorial por recibir subsidios del Estado. ¿Se imaginan? Es cierto que la tendencia actual del Estado es acortarse, pero aún así, el Estado no es una empresa privada, sino una entidad de bien público. De esa manera, tendríamos que cerrar bibliotecas, deportivas, universidades, museos y hasta hospitales públicos porque su existencia depende en su gran mayoría de subsidios. La institución del FCE ratifica el valor que una empresa de gobierno tiene para la sociedad. ¡Enhorabuena por los 80 años!
EL ASTILLERO
Entre 2011 y 2012, se cerraron cuatro librerías en Torreón, entre ellas una sucursal del FCE. Hace un par de semanas abrió El Astillero, en la avenida Morelos, 567 poniente. La nueva librería cuenta con un buen número de publicaciones del Fondo, además de otras editoriales. Hay una cierta esperanza cuando una librería abre sus puertas, sobre todo, para una ciudad como la nuestra. ¡Felicidades Ruth y Germán!

El Siglo de Torreón
3 de septiembre 2014
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Campillo, primer año de gobierno

Atrás quedó la competida elección, donde José Miguel Campillo Carrete ganó la alcaldía de Gómez Palacio. Al tiempo, este mes se cumple un año de su gobierno al frente del Ayuntamiento. Visto a la distancia, hay elementos suficientes para valorar el gobierno local. El primer cambio lo notamos en su figura política, la cual denota un salto relevante del entonces candidato, al actual gobernante que se enfrenta al peso de las responsabilidades públicas. Seguro, ordenado y claro en sus planteamientos, así llega Campillo al primer año. Al mismo tiempo, se ha mostrado como un alcalde conciliador, y sobre todo, con la valiosa cualidad de escuchar. En ese sentido, se nota la buena relación con el gobernador Jorge Herrera Caldera, quien ahora sí regresa a La Laguna de Durango. Igualmente ha destacado la buena relación con la Federación para atraer recursos y programas al municipio. Es notable el desfile de secretarios de estado que vinieron a la ciudad.
Entre el año 2013 y el actual, 2014, no sólo Gómez Palacio, sino la zona metropolitana, comenzaron paulatinamente ha dejar la crisis de inseguridad, y sobre todo de violencia que vivimos durante varios años. En esas condiciones, uno de los aspectos a destacar del gobierno de Campillo fue la coordinación lograda con los gobierno del estado, y sobre todo, el gobierno federal, para trabajar, ya no exclusivamente en un plan de contención, sino de prevención. La mejor muestra la podemos palpar en las calles, desde la intervención que se hizo en el cerro de La Pila, otrora escenario de crimen y violencia. Cual fue mi sorpresa, en una tarde del pasado mes de abril, que al subir en bicicleta al emblemático cerro, encontré una zona rehabilitada como espacio deportivo, además de una memorable vista de la ciudad. Bien acondicionado e iluminado, el cerro donde hace 100 años se libró una de las más cruentas batallas de La Laguna, está ahora tomado por deportistas, niños y familias que acuden diariamente al lugar.
Muchas veces escuchamos hablar de la reconstrucción del tejido social, pero más allá del concepto, encontramos en la práctica formas y lugares para la convivencia. A través de inversiones en áreas deportivas, y en la promoción de actividades públicas en espacios abiertos, el gobierno de Campillo logró darle sentido social a su administración. Como un buen ejemplo de rescate de espacios públicos y sobre todo, de convivencia, está la deportiva Guadalupe Victoria. Donde antes era un polvoso terreno, se construyó con toda la mano, la deportiva alrededor de las colonias Felipe Ángeles y Cinco de Mayo. En otro aspecto de su gobierno, Campillo ha logrado posicionar durante su primer año, un cambio gradual en la imagen urbana de la ciudad. Bajo el programa estrella de la administración llamado "Gómez con ganas", se ha ganado la aprobación de los ciudadanos por medio campañas de servicios públicos en las colonias. 
Un aspecto de esa campaña llevó a pintar cientos de bardas afectadas por el grafiti. Sin lugar a dudas, el cambio también empieza por la imagen misma de la ciudad. Pero no todo es miel sobre hojuelas para el gobierno de Campillo. Al igual que Torreón, comparte una oleada de robos y asaltos. Por lo mismo, un tema pendiente de su administración, es la conformación de una policía municipal que pueda atender la seguridad de los ciudadanos. Esa historia la conocemos bien en Torreón, donde rehacer la corporación ha costado años y todavía no se tienen buenos resultados para bajar esos delitos.
De cara al primer informe de gobierno, el acalde Campillo Carrete ha demostrado capacidad y eficiencia en la complicada labor de administrar un municipio. Discreto y sin protagonismos, al final del día, el alcalde gomezpalatino, está entregando una administración estable y funcional. Ojalá así continúe.
MUSEO DE LA CIUDAD
Entre las buenas noticias, el gobierno de Gómez Palacio recién adquirió la casona Faya, construida en 1912. Se trata de un edificio histórico con reconocible valor arquitectónico. Ubicado en la avenida Morelos, albergará el museo de la ciudad, que tanto le falta a Gómez Palacio. Con la acertada dirección de Yeye Romo, al frente del Instituto Municipal de Cultura, no dudamos que el museo habrá de convertirse en una referencia obligada de la ciudad.

El Siglo de Torreón
27 de agosto 2014
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La vida dulce y sabrosa de los diputados


Entre los trabajos de la política, ¡pocos como los de diputado! Muy buen sueldo, excelentes prestaciones, pocas responsabilidades, y sobre todo, poco trabajo. ¡Oh Patria querida! que el cielo 500 diputados te dio. Acostumbrados a lo bueno, los legisladores tienen el trabajo de calentar la curul y levantar la mano para las votaciones. Algunos, en la prisa del arduo trabajo, ni siquiera asisten a las sesiones. Tanto demandan los asuntos del país, que a veces, ni tiempo queda para las durísimas responsabilidades parlamentarias. Por eso el sueldo siempre se queda corto, aunque el sacrificio por la nación, es compensado con guirnaldas de oliva. Verdes o azules, abundan los laureles del "moche". Desde el Congreso, el compromiso público resulta desmedido.

Es mucho el sacrificio por los mexicanos, que un buen día, el diputado del Partido Verde Ecologista de México, Ernesto Núñez, decidió aprovechar la riqueza de la cultura. Para la ocasión, se inspiró en un festival cultural en Zitácuaro, pero el alcalde de esa entidad, divulgó el gusto por los diezmos de los recursos públicos. De esa manera viene la multiplicación de los panes: "Yo a todos los diputados les doy el diezmo. Un ejemplo: de 6 (millones) serían 600 (mil). Él, cuando me dijo: En lo cultural se puede sacar más... no hay problema. O sea, a lo mejor separar dos millones de pesos… gastarnos cuatro". Con los diputados no es cuestión de blancos y negros, sino de rojos, amarillos y azules. En plena contienda interna por la presidencia nacional del PAN, brillaron las capacidades legislativas de los "moches". De esa manera, los diputados lograron gran fama como representantes de los mexicanos. Luis Alberto Villarreal tuvo notoriedad por sus capacidades legislativas. Fue reconocido en fama y buenos oficios para gestionar recursos.

Por entonces, su cargo en el Congreso como representante panista, no sólo fue ratificado por Gustavo Madero, sino que lo fortaleció contra las molestias del trabajo. Para relajar el estrés legislativo, optó por el baile y las reuniones exclusivas con sus compañeros de bancada, hasta que la fama de su trabajo le exigió dejar a "disposición" su cargo. Ya con calma, Villareal recordó que la atención a su trabajo, fue de "profesionales". La diputada del PRD, Purificación Carpinteyro, supo bien hacer las labores de su cargo y sobre todo, tomar las ventajas de la Reforma en Telecomunicaciones.

Por ello no duda en probar para sí, los beneficios de la nueva ley:

"Yo creo que ya nos sacamos la lotería". Hábil y clara, la legisladora reconoció el negocio y de paso defendió su suerte al declarar: "Las conversaciones difundidas hacen eco de lo que intereses monopólicos y sectarios han intentado siempre hacer: convertir en el centro de atención los asuntos privados de una persona desviando la atención sobre lo que debe de mantenernos atentos, los debates sobre las Leyes Secundarias de Telecomunicaciones". Y como un escándalo desplaza a otro, por fortuna ya olvidamos a quien en su momento, también fue diputado del PRI, Cuauhtémoc Gutiérrez. Hoy por hoy, el ejemplo de trabajo lo da Ricardo Monreal, quien insistió en regresar las compensaciones que la tesorería depositó a su partido político, Movimiento ciudadano. 15 millones devolvió al erario, porque él trabajó desinteresadamente en las reformas del país. Sin tantas complicaciones, así la vida dulce y sabrosa de los diputados.

DESPUÉS DE LAS ELECCIONES El PAN en Coahuila quiere ganar en la mesa, lo que en las calles fue incapaz de lograr: el voto de los ciudadanos. Es cierto que la ley electoral en Coahuila beneficia al PRI, pero es más cierto que el PAN no hizo nada por ganarse la confianza y el voto de los electores. ¡Así ni cómo! Para consuelo, las futuras elecciones serán bajo nuevas reglas que corrigen aquellas distorsiones, donde el segundo partido más votado, queda casi, sin representación.

El Siglo de Torreón
20 de agosto 2014

http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1028628.la-vida-dulce-y-sabrosa-de-los-diputados.html