Ver el vaso medio lleno o medio vacío. Todo depende de cuál perspectiva tomemos. En este caso, de cuál indicador leamos. Los cierto es que en diversos estudios internacionales, los mexicanos nos asumimos como felices. De esa manera, según el indicador, el tamaño de la felicidad. Recientemente varios estudios han confirmado la felicidad de los mexicanos. Por ejemplo, entre los países ricos, aquellos que pertenecen al club de la OCDE, México destaca no por su competencia ni desarrollo económico, sino por su declarada felicidad. Tan sólo el año pasado, 66 por ciento de los mexicanos respondió estar contento. Esta cifra supera en mucho el promedio de los países de la OCDE, no obstante que de las 34 economías que se miden, México ocupó los últimos lugares en calidad de vida.
El Índice de Felicidad Mundial 2011 mide aspectos como calidad y esperanza de vida, donde México ocupó el lugar 23 entre 143 países. Otro indicador más, el de IPSOS, registró que 43 por ciento de los mexicanos se siente “muy feliz”. De manera comparada, ese mismo índice mostró que en países ricos como Suecia, su proporción de felicidad se reduce a ¡20 por ciento! Nuestro admirado vecino, Estados Unidos sólo registra 28 por ciento de ciudadanos felices. Francia con un raquítico 15 por ciento, y Corea del Sur 7. Al revisar las cifras, no queda clara la siguiente relación: a mayor educación, mayor felicidad. Ya lo decía trágicamente San Agustín, quien reviste la lucidez, reviste la tristeza.
Tradicionalmente la teoría económica dominante, léase la escuela liberal, supone al hombre como homo economicus, es decir, un ser racional que responde a incentivos económicos (de acuerdo a la teoría de la elección racional). Sin embargo, corrientes críticas en la economía han refutado esa tesis, para asumir otros ámbitos que van desde el sentido de comunidad hasta aspectos psicológicos y afectivos. En el primer esquema, Mammon es la referencia. Por eso la principal medición es el PIB. En contraste, se han creado otros índices que miden no solamente la riqueza, sino la satisfacción de las personas. Y ahí sí, el dinero no parece ser todo.
Veamos las paradojas. Al correlacionar riqueza (PIB per cápita) con felicidad, se encuentra que Indonesia, a pesar de tener un PIB 11 veces menor al de Gran Bretaña, 51 por ciento de su población se siente “muy feliz”. Pero sólo 21 por ciento de los ingleses se dice feliz. India registra un décimo del PIB en México (10 mil dólares), pero está en la segunda posición mundial de felicidad. Los mexicanos estamos en tercer lugar. Canadá tiene un PIB de 51 mil dólares, pero sólo 27 por ciento comparte mucha felicidad. En Japón, con 45 mil dólares, sólo 16 por ciento se siente “muy feliz”. España, que se encuentra en una dura crisis económica, no obstante los 33 mil dólares que registra, sólo 11 por cierto de su población se declara en la felicidad.
Que la riqueza ayuda a la felicidad, no hay duda, pero tampoco parece ser el principal motivo.
E. M. Cioran, lo cual ya es mucho decir, admiró el profundo vitalismo de los pueblos latinoamericanos. Para el filósofo rumano, Europa era la decadencia. En cambio, a pesar de su condición económica, veía en los latinos un profundo sentido de vitalidad. Quizá con las décadas, el principal indicador de las economías del siglo XXI no será el PIB, sino la felicidad de las personas.
21 de marzo 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9132838
martes, 27 de marzo de 2012
Votar por spots
Como otras democracias, la mexicana privilegia las campañas mediáticas en televisión. Por eso los tiempos, los espacios y la calidad de los mensajes televisivos pueden hacer la diferencia en una campaña. Esto le da un enorme peso a la televisión, que un país como México, bajo el dominio de dos empresas, genera una insana relación. La influencia es tal, que los candidatos prefieren no contradecir al dupolio.
Desde la república del spot, el proceso electoral fue cubierto hasta la náusea con los anuncios del IFE, al menos ya no malísimos como en las campañas pasadas.
En los próximos días vendrán con todo las campañas de los candidatos. Pero antes, debe terminar el absurdo silencio impuesto en el Cofipe. Hace unos días el IFE dio a conocer los spots de los cuatro candidatos, su contenido nos dice mucho de cómo serán las campañas de cada uno. Si en este momento tuviéramos que votar por los spots recién difundidos, quizá Enrique Peña Nieto se llevaría la victoria. No obstante, en las elecciones votamos por algo más que spots, pero no hay duda de que el mensaje pesa. Hasta ahora, los contrapuntos son Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota. El primero habla de “ajustar y corregir” la estrategia contra el crimen. Su mensaje es sencillo y va al corazón de lo que perciben la mayoría de los mexicanos (claro está, con un cargamento de encuestas de por medio). En ese punto el priista propone recuperar la tranquilidad de los mexicanos ante la violencia del crimen.
La contraparte de su spot es el Vázquez Mota. Deja clarísimo, con un fondo negro autoritario, que ella continuará la guerra calderonista. “Quiero, quiero, quiero…” nos dice con una voz forzada. ¡Sólo faltó que nos regañara! En su insistencia de seguir en el mismo camino, hasta cierra los ojos, pero en vez de convencernos nos aleja. Mal el spot de Josefina, incluso la música sepulcral, como si quisiera más muertos. El spot nada más evidencia las carencias de su equipo de campaña.
Por su parte, Andrés Manuel López Obrador ofrece su “mano franca” y una disculpa muy tardía a quienes afectó con sus magníficos bloqueos. Hoy llama a la reconciliación “para construir un México justo, próspero, fraterno”. Como el spot de Peña, el suyo tiene una música de fondo esperanzadora. Sin embargo, es significativo que de los cuatro anuncios, en el de López Obrador sólo sale López Obrador. Nadie más. Yo, yo, yo es el mensaje que en realidad nos deja.
Finalmente, el spot del PANAL, liderado por Gabriel Quadri, es fresco, pero no dice gran cosa, salvo mostrar los estilos de los otros candidatos. No hay una propuesta contundente. Busca asociar la imagen de un profesor comprometido, en un partido que defiende las peores prácticas en la educación. Por si fuera poco, todavía nos pregunta “¿contamos contigo?”. El anunció está bueno para un producto comercial.
Si se votara por spots, Peña ya lleva la delantera. No obstante, la campaña contiene más ingredientes. Veremos cómo cambian las cosas.
27 de marzo 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9134053
Desde la república del spot, el proceso electoral fue cubierto hasta la náusea con los anuncios del IFE, al menos ya no malísimos como en las campañas pasadas.
En los próximos días vendrán con todo las campañas de los candidatos. Pero antes, debe terminar el absurdo silencio impuesto en el Cofipe. Hace unos días el IFE dio a conocer los spots de los cuatro candidatos, su contenido nos dice mucho de cómo serán las campañas de cada uno. Si en este momento tuviéramos que votar por los spots recién difundidos, quizá Enrique Peña Nieto se llevaría la victoria. No obstante, en las elecciones votamos por algo más que spots, pero no hay duda de que el mensaje pesa. Hasta ahora, los contrapuntos son Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota. El primero habla de “ajustar y corregir” la estrategia contra el crimen. Su mensaje es sencillo y va al corazón de lo que perciben la mayoría de los mexicanos (claro está, con un cargamento de encuestas de por medio). En ese punto el priista propone recuperar la tranquilidad de los mexicanos ante la violencia del crimen.
La contraparte de su spot es el Vázquez Mota. Deja clarísimo, con un fondo negro autoritario, que ella continuará la guerra calderonista. “Quiero, quiero, quiero…” nos dice con una voz forzada. ¡Sólo faltó que nos regañara! En su insistencia de seguir en el mismo camino, hasta cierra los ojos, pero en vez de convencernos nos aleja. Mal el spot de Josefina, incluso la música sepulcral, como si quisiera más muertos. El spot nada más evidencia las carencias de su equipo de campaña.
Por su parte, Andrés Manuel López Obrador ofrece su “mano franca” y una disculpa muy tardía a quienes afectó con sus magníficos bloqueos. Hoy llama a la reconciliación “para construir un México justo, próspero, fraterno”. Como el spot de Peña, el suyo tiene una música de fondo esperanzadora. Sin embargo, es significativo que de los cuatro anuncios, en el de López Obrador sólo sale López Obrador. Nadie más. Yo, yo, yo es el mensaje que en realidad nos deja.
Finalmente, el spot del PANAL, liderado por Gabriel Quadri, es fresco, pero no dice gran cosa, salvo mostrar los estilos de los otros candidatos. No hay una propuesta contundente. Busca asociar la imagen de un profesor comprometido, en un partido que defiende las peores prácticas en la educación. Por si fuera poco, todavía nos pregunta “¿contamos contigo?”. El anunció está bueno para un producto comercial.
Si se votara por spots, Peña ya lleva la delantera. No obstante, la campaña contiene más ingredientes. Veremos cómo cambian las cosas.
27 de marzo 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9134053
Esplendor del Banco Chino
En Torreón hay varios edificios que acompañan la historia centenaria de la ciudad. Uno de ellos es el Banco Chino, que está ubicado en la avenida Juárez y calle Valdés Carrillo. Inaugurado en 1907, la construcción se financió con capital chino. Fue una inversión notable para su época, 100 mil pesos de capital social, cuando el peso mexicano era una moneda bien valuada. El conjunto de la inversión no le pedía nada a las realizadas por otros bancos norteamericanos o ingleses en México. Formalmente la empresa se llamó Compañía Bancaria y de Tranvías Wah Yick. El principal accionista fue un destacadísimo cantonés, Kang You Wei, quien antes de venir a la inauguración del banco, se entrevistó como Franklin Roosevelt, presidente de Estados Unidos; posteriormente, en su visita a México, también habló con Porfirio Díaz.
Aquella inversión vio en Torreón una ciudad propicia para conectar el comercio desde Mazatlán, vía barcos de vapor, y para ello el Banco fue una liga de inversiones en Estados Unidos y China. De ese tamaño era la importancia de La Laguna en el desarrollo económico de principios del siglo XX.
Por eso hay justicia en el rescate y dignificación del antiguo Banco Chino que promovió la Fundación E. Arocena y la voluntad de la familia Russek. Tristemente la historia del edificio que inició con gran empuje, quedó marcada por varias infamias. La primera, sucedida durante la toma maderista de la ciudad, aquel 15 de mayo de 1911, cuando se desencadenó uno de los peores sucesos de nuestra historia. La toma desembocó en una terrible masacre contra una minoría pacífica de chinos laguneros. Digo laguneros, porque aquí echaron raíces y sus historias, a pesar de la muerte, debemos honrar en la memoria. Así acabó la vida del Banco, que funcionó sólo cuatro años. Posteriormente el edificio tuvo un impasse, pero en los años veinte, se estableció ahí el hotel La Española, el mismo que hospedó y luego aguantó la balacera contra el mitin a favor de José Vasconcelos, durante la campaña presidencial de 1929.
Años después, sucedió la segunda infamia. En 1925, en el marco de la campaña antichina de los años veinte, donde por cierto, dos expresidentes municipales de Torreón fueron activos promotores del racismo y la intolerancia, se pretendió saquear la propiedad. De esa manera, Eugenio F. Castillón, abogado oriundo de Monterrey, denunció la propiedad del Banco Chino como un inmueble abandonado, y por lo mismo solicitó a la autoridades la expropiación a su favor. Gracias a la evidencia recabada en los archivos, pude verificar que esa segunda infamia fue avalada en contubernio con el gobierno estatal de Coahuila. Luego de un largo y costoso litigio que llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la propiedad fue ratificada a sus legítimos dueños. No es casualidad que en el año que los chinos ganaron el litigio, 1926, fue el año en que colonia china sufrió otro agravio.
El jefe de la zona militar, el tristemente célebre José Gonzalo Escobar, se apoderó impunemente del Pajonal (445 mil metros cuadrados donde los chinos sembraban hortalizas) para instalar ahí el campo militar. Años después, ese militar, en su afán “revolucionario”, asaltó los bancos de la ciudad en 1929, y de paso se rebeló contra el gobierno federal. Se fugó a Canadá y con los años regresó a México como si nada.

Sin duda, después de tantos años de abandono, la restauración y apertura al público del antiguo Banco Chino es un buen motivo también para restaurar la memoria. Como ha dicho el cronista de la ciudad, el Dr. Sergio A. Corona Páez, nada nos salva en el presente de la intolerancia contra otras minorías.
25 de marzo 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9135415
lunes, 19 de marzo de 2012
Ciudad sin peatones
No soy un poeta: soy un peatón.
El peatón, Jaime Sabines
A propósito de mis caminatas por el centro de la ciudad, en la semana recordé el poema que sirve de epígrafe a esta columna. Aunque caminar es una actividad cotidiana, hacerlo por la ciudad se ha vuelto una carrera de obstáculos. Camino por una céntrica calle con nombre de poeta, Manuel Acuña, pero una gran camioneta me expulsa de la banqueta hacia el pavimento. Es obvio que para el dueño de esa camioneta no existen los peatones, existe él. La escena se repite en otros lugares, en realidad es normal. Pero esas prácticas dicen mucho de los ciudadanos. Cuando nos topamos con semejante obstáculo, el mensaje es claro:
a-q-u-í No h-a-y p-e-a-t-o-n-e-s.
Incluso, si por dignidad o valentía se les ocurre cuestionar al automovilista in situ, corremos el riesgo de ser insultados o incluso amenazados. Mejor pensarla dos veces. ¿Y la autoridad? ¿Quién sabe? Quizá habría que proponer al enjundioso tesorero una campaña intensiva de multas. No inventaría nada, sólo aplicaría la ley y de paso ingresaría dinero a las castigadas arcas municipales.
Caminar es prohibitivo. No así transitar en auto. Bajo ese paradigma, el peatón es un perdedor. Ya lo dijo en su momento la Thatcher (ahora degradada en película). Desde esa “normalidad” transito por el bulevar más moderno de Torreón que va rumbo al estadio. Pasas el nudo Mixteco y en medio de la nada, dos parabuses inaccesibles, distantes a puntos de encuentro para peatones que toman el transporte público. Pero entonces, si esos parabuses no son prácticos para el usuario, ¿por qué están ahí? Sencillo, fueron concesionados a un particular que renta el espacio para publicidad. Pierde el ciudadano, pierde la ciudad, pero gana el particular. Eso de “ganar ganar” no es una precondición que beneficie a los ciudadanos. La concesión se vuelve así una prebenda discrecional que no aporta a la ciudad. Ahí están los clausurados por adeudos.
Vayamos a otra concesión: los puentes peatonales. En el mismo rumbo de la ciudad donde ya se dice que habrá tiendas de indiscutible lujo, los tres puentes peatonales antes de llegar al templo del fútbol fueron concebidos como bases para anuncios. El negocio es bueno, pero la utilidad pública del puente no es relevante. Incluso, ¡vaya ironía! esos puentes tuvieron publicidad antes de abrirse a los peatones. ¿Cuál es entonces la prioridad? Obviamente los anuncios. Por lo mismo, hasta la fecha los tres carecen de banquetas; no así de anuncios, iluminación ex profeso y hartas lonas que llegan a ocultar el paso de los peatones. Por cierto, una es del ayuntamiento. El buen juez…
Si no lo dicen textualmente, ese paradigma de ciudad sí materializa una normalidad: los peatones que se jodan. Parece lógico, suena normal, y creemos que así debe ser. Si analizamos la tendencias, en el largo plazo ese paradigma se vuelve contra la ciudad. No pido una ciudad de poetas, pero sí de peatones. Es posible que ahí nos reencontremos, y entonces sí, surja la poesía.
18 de marzo 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9131253
viernes, 16 de marzo de 2012
Rubén contra Humberto
Un frenesí legislativo marcó el paso de los primeros 100 días del gobernador Rubén Moreira. Reformas, leyes, decretos y acuerdos en el Congreso local apuntan el estilo personal de Moreira II. Hay un evidente interés por lo jurídico. Así, la nueva legislatura reproduce las propuestas del gobernador a pies juntillas. Reformas a la constitución del estado. Reformas a la ley de educación, turismo, desarrollo y asistencia social. Reformas al código penal, al sistema de seguridad pública, a la procuraduría y a la ley orgánica del Congreso. Además hay que sumar una sucesión de leyes sobre la venta y consumo de alcohol; prevención social y delincuencia; planeación para el desarrollo; asistencia social.
En realidad, el actual ritmo legislativo lleva un continuo con la legislatura anterior, sobre todo, los últimos meses donde se lanzó la nueva ley de deuda pública (con la cual se legalizó el colosal fraude); una ley para el desarrollo de la juventud; una más sobre bebidas alcohólicas (¿cuál es la obsesión moral con el alcohol?); una ley para distribuir las participaciones federales a los municipios; y sobre todo, la ley orgánica de la administración pública.
Sin ánimo de compilar la actividad legislativa, conviene concentrarnos en dos puntos: las finanzas estatales y la seguridad. En esos dos ámbitos, Rubén deshizo las instituciones que promovió Humberto, entonces Moreira I. El SATEC, que habría de blindar la administración de Humberto por no sé cuántos años, se coronó con la salida y luego “misteriosa” desaparición de Javier Villarreal. Hoy esa institución fue derogada por Rubén. Pero los cambios no son muchos. Sí hay un nuevo nombre, “Administración Fiscal General”, a cargo precisamente de Ismael Ramos, aquél funcionario que desde la Función Pública nunca vio nada, y mucho menos advirtió irregularidades con el desfalco de la deuda.
El segundo punto es más grave por tratarse no sólo de los impuestos, sino de la seguridad de los coahuilenses. El gobierno de Moreira II acaba de derogar el marco de la Fiscalía instaurada por Moreira I. La finalidad es retornar al esquema anterior de Procuraduría General de Justicia y Secretaría de Seguridad Pública. No quedó de otra, sobre todo por las detenciones de funcionarios y las acusaciones formales de nexos con el crimen organizado. Ahí, “misteriosamente” desapareció el célebre hermano del anterior fiscal.
Sin embargo, a pesar de los cambios legales, está latente la corrupción en esas dos áreas. Por lo mismo, la derogación de aquellas instituciones no limpia la mancha que dejaron aquéllas. Cambian los nombres, ¿también las mañas?
Si bien, es significativo que Rubén cambie el rumbo que estableció Humberto, la hermandad todavía deja en vilo la justicia, la verdad sobre la deuda y el llamado a cuentas sobre los responsables de los dineros públicos y la seguridad. Ahí, para colmo de males, no hay Rubén contra Humberto.
16 de marzo 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9130187
En realidad, el actual ritmo legislativo lleva un continuo con la legislatura anterior, sobre todo, los últimos meses donde se lanzó la nueva ley de deuda pública (con la cual se legalizó el colosal fraude); una ley para el desarrollo de la juventud; una más sobre bebidas alcohólicas (¿cuál es la obsesión moral con el alcohol?); una ley para distribuir las participaciones federales a los municipios; y sobre todo, la ley orgánica de la administración pública.
Sin ánimo de compilar la actividad legislativa, conviene concentrarnos en dos puntos: las finanzas estatales y la seguridad. En esos dos ámbitos, Rubén deshizo las instituciones que promovió Humberto, entonces Moreira I. El SATEC, que habría de blindar la administración de Humberto por no sé cuántos años, se coronó con la salida y luego “misteriosa” desaparición de Javier Villarreal. Hoy esa institución fue derogada por Rubén. Pero los cambios no son muchos. Sí hay un nuevo nombre, “Administración Fiscal General”, a cargo precisamente de Ismael Ramos, aquél funcionario que desde la Función Pública nunca vio nada, y mucho menos advirtió irregularidades con el desfalco de la deuda.
El segundo punto es más grave por tratarse no sólo de los impuestos, sino de la seguridad de los coahuilenses. El gobierno de Moreira II acaba de derogar el marco de la Fiscalía instaurada por Moreira I. La finalidad es retornar al esquema anterior de Procuraduría General de Justicia y Secretaría de Seguridad Pública. No quedó de otra, sobre todo por las detenciones de funcionarios y las acusaciones formales de nexos con el crimen organizado. Ahí, “misteriosamente” desapareció el célebre hermano del anterior fiscal.
Sin embargo, a pesar de los cambios legales, está latente la corrupción en esas dos áreas. Por lo mismo, la derogación de aquellas instituciones no limpia la mancha que dejaron aquéllas. Cambian los nombres, ¿también las mañas?
Si bien, es significativo que Rubén cambie el rumbo que estableció Humberto, la hermandad todavía deja en vilo la justicia, la verdad sobre la deuda y el llamado a cuentas sobre los responsables de los dineros públicos y la seguridad. Ahí, para colmo de males, no hay Rubén contra Humberto.
16 de marzo 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9130187
miércoles, 14 de marzo de 2012
La advertencia del auditor
Con frecuencia se confunde transparencia con rendición de cuentas. A veces la primera falta, pero la segunda nunca llega. En otras, la transparencia no lleva ni por error a la rendición de cuentas. En ese caso la transparencia se convierte en cinismo. ¡Y vaya que lo hay! En consecuencia, la transparencia por sí sola no inhibe la corrupción. Hacen falta actores que revisen, contrapesos que funcionen y por qué no, ciudadanos exigiendo cuentas. Esto suena bien, pero en la práctica es complejo, requiere conocimiento, paciencia y perseverancia. No son virtudes teologales, pero sí cívicas.
Escucho muchas quejas contra las autoridades, pero a la hora inquirir, encuentro pocos ciudadanos dispuestos a confrontar, a solicitar información sobre el punto que les indigna.
¿Será que nos conformamos con la queja?
Hace más de una década que la Auditoría Superior de la Federación juega un papel relevante en la democracia mexicana. La puntualidad de sus informes, más que compilar buenas prácticas de gobierno, evidencia en el mejor de los casos, la ineficiencia; en el peor la corrupción imperante. Recientemente el auditor, Juan Manuel Portal, ha advertido sobre los riesgos que enfrentan los gobiernos locales en las finanzas públicas. Llama a “transparentar la deuda pública, y el resto de los pasivos financieros locales, con el objetivo de tomar medidas oportunas de prudencia, y de responsabilidad hacendaria”.
En los primeros días de febrero la Auditoría publicó el Informe sobre la cuenta pública 2010, pero por desgracia, la cantidad y el tamaño de las revisiones, lamentablemente retrasa uno o dos años el informe. No obstante, quedó registrado que de nueve auditorías a las transferencias federales, el gobierno de Coahuila reprobó cinco, tuvo tres con salvedad y sólo pasó una. No es consuelo, pero a nivel nacional el panorama es similar porque hay algo que no termina de funcionar: las sanciones nunca llegan, y cuando lo hace, el responsable ya desapareció.
En el arte de abrir y tapar hoyos, el Senado aprobó ayer en comisiones, la creación de la Fiscalía Nacional contra la Corrupción y el combate al lavado de dinero, aunque es fecha que no se sabe de ningún caso relevante de extinción de dominio, así sea narcotraficante o político. Por cierto, el promotor de esta iniciativa fue el lagunero y senador panista, Ricardo García Cervantes.
Pero a estas alturas, un órgano más de fiscalización no ofrece esperanza de corregir el rumbo de ineficiencia, abusos y corrupción documentado por la Auditoría. La mejor prueba es la cómoda Secretaría de la Función Pública. O cómo olvidar la deuda coahuilense, donde las autoridades han publicado por fin los contratos renegociados con los bancos. Lo malo es que nos encontramos en el caso donde la transparencia se vuelve cinismo.
14 de marzo 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9129160
Escucho muchas quejas contra las autoridades, pero a la hora inquirir, encuentro pocos ciudadanos dispuestos a confrontar, a solicitar información sobre el punto que les indigna.
¿Será que nos conformamos con la queja?
Hace más de una década que la Auditoría Superior de la Federación juega un papel relevante en la democracia mexicana. La puntualidad de sus informes, más que compilar buenas prácticas de gobierno, evidencia en el mejor de los casos, la ineficiencia; en el peor la corrupción imperante. Recientemente el auditor, Juan Manuel Portal, ha advertido sobre los riesgos que enfrentan los gobiernos locales en las finanzas públicas. Llama a “transparentar la deuda pública, y el resto de los pasivos financieros locales, con el objetivo de tomar medidas oportunas de prudencia, y de responsabilidad hacendaria”.
En los primeros días de febrero la Auditoría publicó el Informe sobre la cuenta pública 2010, pero por desgracia, la cantidad y el tamaño de las revisiones, lamentablemente retrasa uno o dos años el informe. No obstante, quedó registrado que de nueve auditorías a las transferencias federales, el gobierno de Coahuila reprobó cinco, tuvo tres con salvedad y sólo pasó una. No es consuelo, pero a nivel nacional el panorama es similar porque hay algo que no termina de funcionar: las sanciones nunca llegan, y cuando lo hace, el responsable ya desapareció.
En el arte de abrir y tapar hoyos, el Senado aprobó ayer en comisiones, la creación de la Fiscalía Nacional contra la Corrupción y el combate al lavado de dinero, aunque es fecha que no se sabe de ningún caso relevante de extinción de dominio, así sea narcotraficante o político. Por cierto, el promotor de esta iniciativa fue el lagunero y senador panista, Ricardo García Cervantes.
Pero a estas alturas, un órgano más de fiscalización no ofrece esperanza de corregir el rumbo de ineficiencia, abusos y corrupción documentado por la Auditoría. La mejor prueba es la cómoda Secretaría de la Función Pública. O cómo olvidar la deuda coahuilense, donde las autoridades han publicado por fin los contratos renegociados con los bancos. Lo malo es que nos encontramos en el caso donde la transparencia se vuelve cinismo.
14 de marzo 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9129160
lunes, 12 de marzo de 2012
Resquebrajar el sistema político mexicano
Primero vienen a pedir el voto y luego se van. Así son muchos de nuestros políticos. Por eso la historia nos resulta conocida: políticos que abandonan el cargo para buscar otro. Políticos que en busca de alargar su carrera, truncan administraciones públicas. Políticos que ante la falta de incentivos, crean sus propios atajos para ir por otro puesto. Ahí están los alcaldes que avientan el cargo por una diputación o senaduría. Senadores que quieren ser gobernadores. Diputados que saltan del Congreso para ser alcaldes. No estoy en contra de las carreras políticas, pero no hay de otra en el sistema político mexicano.
La continuidad está atada perversamente al abandono del cargo público. Sin instrumentos como la reelección (anulada en 1933), los representantes populares optan por solicitar “licencia”. De esa manera, ante la ausencia de la reelección, pedir licencia se ha vuelto una práctica común y casi incuestionable. Es el mejor camino para los políticos, pero también el peor para los ciudadanos porque no hay rendición de cuentas ni nada que ligue la responsabilidad del voto con el representante. Una vez que un político es electo, éste puede hacer casi lo que le venga en gana. Ejemplos sobran.
Por eso, el inédito caso de la alcaldesa Ivonne Álvarez, de Guadalupe, Nuevo León, puede sentar un precedente nacional que rompe la cómoda normalidad de abandonar los cargos constitucionales en el país. A grosso modo narro el caso. La alcaldesa abandona su cargo, o para decirlo con eufemismo, “el cabildo le concede licencia”, a fin de que ella llegue al senado. En esa lógica, ¿qué más da romper las promesas de campaña, entre ellas, no dejar el cargo y concluir el periodo completo? Los hechos habrían ocurrido con normalidad, si no fuera por una joven abogada, Dinorah Cantú, que interpuso un amparo contra el abandono del cargo de la alcaldesa. Argumentó que en la solicitud de licencia realmente no había motivos para dejar la presidencia. El argumento hizo eco en el Tribunal, y finalmente revocó la decisión del cabildo, lo que obligó a la alcaldesa a regresar a su cargo
.
“Estoy muy indignada” respondió la alcaldesa al conocer el fallo del Tribunal. El síndico del ayuntamiento, José Garza, fue más allá en su defensa de abandonar los cargos: “Están atropellando nuestros derechos constitucionales… el Tribunal no consideró que esto puede dejar un precedente, y bien puede resquebrajarse el sistema político mexicano y puede tener consecuencias de (sic) afectar la paz social”. Concluyó el cínico, perdón síndico: “el sistema político mexicano está en juego”.
Pero la indignada defensa no consideró nunca a los ciudadanos, sino solamente las particularísimas aspiraciones de los políticos, que eso sí, suelen presentarse al servicio de la gente. Si este amparo sienta un paradigma, entonces demos la bienvenida al resquebrajamiento del sistema político. Un sistema por demás obsoleto y esclerótico. En otras palabras: el viejo régimen que el PAN desde el poder no quiso ni supo desmontar. Si el cambio no viene de la clase política, entonces la hora es de los ciudadanos. A pesar de las carencias de nuestra democracia, los ciudadanos todavía tenemos al alcance la denuncia, la discusión pública, el amparo, el acceso a la información para catalizar el resquebrajamiento de sistema político. El esquema actual no puede ofrecer otros resultados, desde hace tiempo que caducó. Por eso resulta vital para nuestra democracia empujar por diferentes caminos la rendición de cuentas.
Actualmente muy poco nos protege a los ciudadanos contra los políticos que avientan el cargo en busca de otro. El camino abierto en Nuevo León puede ser la puerta a algo más grande que entonces sí, obligue a los políticos a un mínimo de responsabilidad en el gobierno. La indignada no es la alcaldesa, sino una parte de la ciudadanía que paulatinamente reclama su lugar. Si desea conocer más sobre el amparo, o incluso interponer uno contra su político local, busque en el sitio www.chapulinazonl.wordpress.com
11 de marzo 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9127256
La continuidad está atada perversamente al abandono del cargo público. Sin instrumentos como la reelección (anulada en 1933), los representantes populares optan por solicitar “licencia”. De esa manera, ante la ausencia de la reelección, pedir licencia se ha vuelto una práctica común y casi incuestionable. Es el mejor camino para los políticos, pero también el peor para los ciudadanos porque no hay rendición de cuentas ni nada que ligue la responsabilidad del voto con el representante. Una vez que un político es electo, éste puede hacer casi lo que le venga en gana. Ejemplos sobran.
La promesa de no abandonar la alcaldía. Fuente: El Norte
Por eso, el inédito caso de la alcaldesa Ivonne Álvarez, de Guadalupe, Nuevo León, puede sentar un precedente nacional que rompe la cómoda normalidad de abandonar los cargos constitucionales en el país. A grosso modo narro el caso. La alcaldesa abandona su cargo, o para decirlo con eufemismo, “el cabildo le concede licencia”, a fin de que ella llegue al senado. En esa lógica, ¿qué más da romper las promesas de campaña, entre ellas, no dejar el cargo y concluir el periodo completo? Los hechos habrían ocurrido con normalidad, si no fuera por una joven abogada, Dinorah Cantú, que interpuso un amparo contra el abandono del cargo de la alcaldesa. Argumentó que en la solicitud de licencia realmente no había motivos para dejar la presidencia. El argumento hizo eco en el Tribunal, y finalmente revocó la decisión del cabildo, lo que obligó a la alcaldesa a regresar a su cargo
.
“Estoy muy indignada” respondió la alcaldesa al conocer el fallo del Tribunal. El síndico del ayuntamiento, José Garza, fue más allá en su defensa de abandonar los cargos: “Están atropellando nuestros derechos constitucionales… el Tribunal no consideró que esto puede dejar un precedente, y bien puede resquebrajarse el sistema político mexicano y puede tener consecuencias de (sic) afectar la paz social”. Concluyó el cínico, perdón síndico: “el sistema político mexicano está en juego”.
Pero la indignada defensa no consideró nunca a los ciudadanos, sino solamente las particularísimas aspiraciones de los políticos, que eso sí, suelen presentarse al servicio de la gente. Si este amparo sienta un paradigma, entonces demos la bienvenida al resquebrajamiento del sistema político. Un sistema por demás obsoleto y esclerótico. En otras palabras: el viejo régimen que el PAN desde el poder no quiso ni supo desmontar. Si el cambio no viene de la clase política, entonces la hora es de los ciudadanos. A pesar de las carencias de nuestra democracia, los ciudadanos todavía tenemos al alcance la denuncia, la discusión pública, el amparo, el acceso a la información para catalizar el resquebrajamiento de sistema político. El esquema actual no puede ofrecer otros resultados, desde hace tiempo que caducó. Por eso resulta vital para nuestra democracia empujar por diferentes caminos la rendición de cuentas.
Actualmente muy poco nos protege a los ciudadanos contra los políticos que avientan el cargo en busca de otro. El camino abierto en Nuevo León puede ser la puerta a algo más grande que entonces sí, obligue a los políticos a un mínimo de responsabilidad en el gobierno. La indignada no es la alcaldesa, sino una parte de la ciudadanía que paulatinamente reclama su lugar. Si desea conocer más sobre el amparo, o incluso interponer uno contra su político local, busque en el sitio www.chapulinazonl.wordpress.com
11 de marzo 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9127256
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