lunes, 4 de mayo de 2015

Transparencia y confianza

Puro lujo

Como va el rumbo de la cosa pública, nos queda una sensación de ir un paso para adelante y dos para atrás. Entre la comentocracia ya se habla de “regresión”, vuelta al pasado o de una “restauración” del viejo régimen. Incluso, hasta las opiniones más ecuánimes y conservadoras, denuncian la cleptocracia o describen, a manera de lamento, “un presidente como los de antes”. De manera prematura la Presidencia de la República perdió confianza y credibilidad por sus propias acciones relacionadas con la corrupción. Lejos de enmendar el rumbo, hay que aguardar todavía cuatro años más. 

En el poder optaron por la arrogancia como una actualización de “ni los veo ni los oigo”. Por eso, el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, se presenta tan tranquilo, a pesar de las nuevas revelaciones del diario Wall Street Journal sobre su casa en Malinalco y el magnífico crédito otorgado por HIGA. Para el caso, mejor colofón no pudo haber: "Si les parece bien no voy a hacer ninguna otra declaración".

Desde Londres, el presidente Enrique Peña Nieto, reconoce, como quien no es parte del problema, que México está plagado de desconfianza: “Hoy, sin duda, hay una sensación de incredulidad y desconfianza… ha habido una pérdida de confianza que ha sembrado sospecha y duda”. 

Hace unos días, se publicó una encuesta que registra la desaprobación ascendente del gobierno.  58 por ciento de los ciudadanos desaprueba al gobierno de Peña, o como dijera el innombrable: esas encuestas reflejan un despeñadero. Por el contario, solamente 39 por ciento lo aprueba (Parametría, 23 de marzo 2015).

En ese ambiente negativo de nuestra vida pública, aunque todavía muy alejado de la autodegradación venezolana, el Senado acaba de aprobar el dictamen para la nueva Ley General de Transparencia. Después de un estira y afloja en contra de la transparencia, se lograron enmendar varios puntos que mejoran los mecanismos de la ley en el país. De entrada es positivo que la nueva ley amplía los sujetos obligados, entre ellos sindicatos, partidos políticos y el resto de los poderes públicos más allá del ejecutivo. Aunque los legisladores, se dieron un tiempo de espera para que la ley no aplique del todo a ellos, mientras se acomodan. Esto significa que la discrecionalidad en el gasto continuará hasta que no ajusten a la norma. En congruencia con el pasado, el coordinador del PT, Manuel Bartlett, fue el único en votar en contra.

Otro punto relevante es que pasamos de una ley con 17 obligaciones mínimas de transparencia, a 48. Es decir, tendremos una cancha más amplia a favor de la transparencia. También se unificaron los criterios y principios para estados y municipios, a fin de partir de la misma base. Con la ley anterior, cada estado se confeccionaba su vestido de “transparencia” a la medida.


Como en toda ley de transparencia y acceso a la información, un punto polémico son las causas de reserva de información. El motivo más socorrido es la “seguridad del Estado”. Bajo esa justificación, muchas dependencias gubernamentales ocultan dolosamente información de interés público. La nueva ley exige mostrar una prueba de daño para la clasificación de información. En general la nueva ley es un paso de segunda generación si lo comparamos con la primera ley. Pero es cierto, querido y desconfiado lector (la burra no era arisca). La ley de transparencia no resuelve los problemas del país, ni tampoco acaba en automático la corrupción. Por el contrario, necesita de ciudadanos que le den contenido, que la lleven una y otra vez a prueba. Ciudadanos, que cansados de sus gobiernos, los llamen a cuentas a través de un sencilla solicitud de información. Todavía nos falta mucho, pero no partimos de cero. Aunque lo confieso, desalienta saber que avanzamos en unas, pero retrocedemos en otras.  

25 de marzo 2015
El Siglo de Torreón
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1099234.transparencia-y-confianza.html

Aguas con el agua

Protesta por el Monterrey VI

Para sorpresa de muchos, marzo nos salió más loco que febrero. Así, el tema obligado es el agua, además de las intensas lluvias de los últimos días. Cuando no llueve, el mal es la sequía. Rogamos e imploramos para que llueva. Por el contrario, una serie de lluvias desquicia el cotidiano, y cuando baja el agua, se revela la calidad de los gobiernos. Pero más allá de los temporales, la disponibilidad o escasez del agua es un punto fundamental para las ciudades. En México vivimos los contrastes. A unas ciudades les sobra agua, y casi cada año sus ríos se desbordan. En otras reina la falta de agua y a los organizamos operadores, nos les queda más que el tandeo. En esto del agua, dominan los conflictos, las dificultades. Aunque nuestra Constitución considera el agua como un derecho humano desde 2012, no siempre es “suficiente, salubre, aceptable y asequible”.

Además de las reformas conocidas, hay otras que no tienen mayor publicidad, pero su importancia es sumamente relevante para los ciudadanos. Me refiero al nuevo proyecto de Ley General de Aguas. A principios de este mes, la Cámara de Diputados casi aprueba el proyecto de nueva ley, pero una serie de discusiones y oportunos señalamientos, suspendieron la aprobación.

El hombre poderoso de la Cámara Baja, Manlio Fabio Beltrones, llamó de “de lento aprendizaje” a los diputados que criticaron la iniciativa de ley por considerar que privatiza el agua. Y en efecto, en el proyecto de ley, no dice tal cual “privatización del agua”, y no necesita decirlo así, dado que el corpus de la iniciativa sí favorece a los concesionarios particulares, incluso, para el descomunal trasvase de agua de una cuenca a otra. En ese sentido, no es descabellada la relación que apunta un numeroso grupo de organizaciones de la sociedad civil, entre la reforma energética y el proyecto de Ley General de Aguas. Por ejemplo, para la multiplicación del fracking en el noreste del país, se requiere una gran cantidad de agua a fin de perforar el subsuelo en busca de gas shale.  No sólo se necesita el agua, sino también el marco jurídico que lo avale.

Veamos otro caso. En Nuevo León, el gobierno estatal promueve un megaproyecto llamado “Monterrey VI”, que consisten en traer agua del río Pánuco en San Luis Potosí, hasta Monterrey. El proyecto requiere infraestructura para un recorrido de 500 kilómetros con un costo que empieza en los 15 mil millones de pesos, pero que podría superar los 50 mil millones. ¿Y quién creen que es el principal beneficiario de la obra millonaria? Por supuesto, Grupo Higa y asociados. ¿Se imaginan el costo energético de traer el agua a esa distancia? Peor aún, ¿cuál será el impacto ecológico para la cuenca de origen? Los políticos de Nuevo León han alarmado muy bien a la población con la falta de agua en el futuro, pero en el fondo lo que están promoviendo no es garantizar el agua para la población, sino garantizar un negocio millonario con base un bien común. Para el caso, la iniciativa de ley encaja a la perfección. Pero ¿de quién es el agua? ¿de las empresas, de los ciudadanos, de quienes tienen dinero, de quienes pueden pagarla? Con el esquema de la posible ley que ya se promueve en la Cámara, el agua tendería a privatizarse. Olvídense entonces del interés público, los bienes de la nación y eso de los derechos humanos. Lo relevante será el negocio y las concesiones hasta  por 30 años. En Nuevo León han surgido algunas voces de oposición al megaproyecto. También los candidatos a la gubernatura ya llevan el tema a las próximas elecciones.


Para conflictos, el caso de Hermosillo es ejemplar. Ahí la Suprema Corte de Justicia de la nación acaba de fallar en contra de los usuarios del río Yaqui, y al mismo tiempo, respaldó el Acueducto Independencia. Vaya ironía lleva ese nombre del cual depende el agua de Hermosillo. A todo esto, ¿qué viene para La Laguna?

18 de marzo 2015
El Siglo de Torreón
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1097046.aguas-con-el-agua.html

Torreón ¿qué fue de la seguridad?


Sin duda, mejores vientos corren para Torreón y La Laguna. Hace un par de años, no veíamos lo duro, sino lo tupido en cuestiones de seguridad. Era el tema de todos los días, y el temor entre muchos, estaba a flor de piel. Por las noches había calles desiertas. En junio de 2012 alcanzamos un horrendo pico de violencia. A partir de ese año, la violencia comenzó a descender. Si bien, hoy no estamos a los niveles anteriores a 2006, es un hecho notable la disminución de los sucesos de violencia. Poco a poco Torreón se rehace como una ciudad resiliente. En los peores años, salió lo mejor de los ciudadanos a los calles. Se visibilizaron organizaciones y colectivos ciudadanos para defender de algún modo la ciudad. Para bien, nuestro principal tema actualmente no es la inseguridad, sino la economía. Es relevante conocer cómo en los últimos dos años, la economía desplazó a la inseguridad como principal preocupación entre los laguneros.

Así, me da gusto ver cómo la vida nocturna resurge en la ciudad. La apertura de restaurantes, bares y hasta antros indican otros tiempos. Iniciativas como el Distrito Colón, han inyectado nueva vida a sectores muertos y abandonados. De esa manera, poco a poco dejó de ser un estigma regresar al centro. Ahora caminar por ahí en las noches, es una buena ocasión para encontrar amigos, para divertirse un rato. Recientemente, el Consejo Cívico de las Instituciones Laguna (CCIL), publicó el informe anual2014, sobre incidencia delictiva en la Zona Metropolitana de La Laguna (ZML). En Torreón los homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes descendieron 48 por ciento, de 2013 a 2014. En Gómez Palacio el descenso fue de 52 por ciento para ese mismo lapso. 

La tendencia confirma una baja consistente de ese delito a partir de 2012. A la fecha, en los subsiguientes años las tasas cayeron visiblemente. Es cierto, el problema no se acabó, pero ya no estamos tampoco a esos niveles. Aunque todavía siguen las secuelas y los daños, ya se respira otro ambiente en la ciudad.

Es “políticamente incorrecto” reconocer la labor de contención del ejército en las calles, pero sin los soldados, las cosas habrían sido peor. Igualmente, no debemos desestimar que la policía de Torreón pasó de ser un corporación infiltrada por el crimen, a una institución pulverizada por el despido masivo de policías. Costó años rehacer la institución. Actualmente la policía local es un caso relevante por ser una corporación estable entre los municipios del país. Nos es poca cosa.
Pasó la tempestad, pero todavía hay delitos en la ZML, que registran preocupantes niveles de alta incidencia delictiva. Varias modalidades de robo se mantienen por encima de la media nacional por cada 100 mil habitantes. Como ZML el robo con violencia es dos veces mayor que la media del país. El robo a negocio, es 3.2 veces más que a nivel nacional. El robo a transeúnte, supera 2.7 veces la misma medida nacional. Y lo menos, es el robo de vehículo, que aun así, es 1.2 veces mayor que la incidencia nacional. Hago un paréntesis. Las estadísticas del CCIL se basan en los reportes oficiales de las mismas autoridades, es decir, la Procuraduría General del Estado de Coahuila, y la Fiscalía General de Durango. Son cifras oficiales que el Consejo tiene a bien hacer públicas para los ciudadanos. Estoy convencido que sólo en la medida en que esa información es pública, se pueden encontrar soluciones a las problemáticas.

No se trata de descalificar a los gobiernos, sino de conocer primero cómo estamos, y sobre todo, dónde debemos priorizar las atenciones. Sin embargo a la autoridades no les haría mal reconocer lo que falta, y sobre todo, los puntos urgentes a cambiar. El Informe CCIL es un referente obligado para el tema de seguridad, y también, hay que decirlo, es una de las pocas organizaciones locales,  certificadas por el Observatorio Nacional Ciudadano.


El nuevo Informe del CCIL, vayan a ccilaguna.org.mx, presenta series comparables, datos duros, análisis estadísticos serios y la ocupación compartida por mejorar la región. Falta mucho por hacer, por recuperar. Podría decirse que estamos “menos peor” en la región, o que la situación ha mejorado. Pero lo que no podemos hacer es celebrar, cantar victoria a la ligera para imponer un argumento de autoridad (“yo lo digo”, ¡por favor señores lean a Ockham!). Hago votos para que en los próximos años regresemos a niveles razonables de seguridad. Ese duro trabajo no es solamente para el gobierno, ahí estamos también los ciudadanos.

11 de marzo 2015
El Siglo de Torreón
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1094966.torreon-que-fue-de-la-seguridad.html

Carmen Salinas




A las sociedades actuales se les entiende desde el espectáculo. Ya no es solamente e-x-i-s-t-i-r a través de la televisión, sino a partir de miles de “likes” y “favoritos”. En el mundo de Facebook y Twitter los seguidores lo son todo. Hace algunos años un conocido, cansado de regalar boletos, cenas y hasta Ipads, para aumentar su popularidad, mejor decidió comprar 100 mil seguidores en Twitter. Ahora está más tranquilo.  Pero independientemente de quienes quieren popularidad, hay otros que casi nacen con ella. Como pocos personajes en México, Carmen Salinas (Torreón, 1933) goza de una extraordinaria fama. Actriz de teatro, cine y televisión, ha dejado huella en la cultura mexicana desde la segunda mitad del siglo pasado. Desde el cine de rumberas, hasta escenificaciones en Aventurera, Carmelita es parte del imaginario mexicano. Docenas de programas de televisión a partir de los años sesenta como La vecindad, El chofer, La sonrisa del diablo, María Mercedes, María del barrio, Mi pequeña traviesa, Hasta en las mejores familias, Abrázame muy fuerte, La rosa de Guadalupe, Los simuladores, Porque el amor manda, por mencionar algunas de la meteórica lista.

También docenas de películas desde los años setenta, sitúan a Carmen Salinas casi casi a nivel de familiar. Doña Macabra, El rincón de las vírgenes, Las cenizas del diputado, Noches de cabaret, Tívoli, Bellas de noche, Las tentadoras, La pulquería, El rey de los albures, Huele a gas, Placeres divertidos, El rey de las ficheras, Goza conmigo, Noche de ronda, Sexo por compasión, Todo el poder, Santos Peregrinos, y hasta una con Denzel Washington: Man on Fire. En una época decadente del cine mexicano, inauguró el cine de ficheras con un personaje que asumió al pie de la letra: la Corcholata. 

Para no ir tan lejos, Carmen Salinas es como la abuela de los mexicanos. Comprensiva, dicharachera, desenfadada y también malhablada. No duda en decir su opinión o marcar un alto con decidido carácter. Carmelita irradia humor e imaginación a la mexicana. Y como ustedes saben, en eso de las bromas, los mexicanos somos los opuesto a los ingleses. Más recientemente su popularidad domina el flotante mundo de las redes sociales. ¡Es la reina! Sin hay un meme por excelencia, necesariamente es de Carmen Salinas. Si hay una expresión o dicho emblemático, es de Carmen Salinas. Incluso hasta hubo un tono de teléfono con metadas de madre por Carmelita Salinas. Tanto gusto da entre los públicos, que hasta los romanos de unas galletas la convirtieron en su reciente imagen.

Carmen pertenece a una generación que se formó con los grandes cantantes y actores de la vieja guardia. Tin tan, Pedro Vargas, El Piporro, José Alfredo Jiménez, El Indio Fernández, Dámaso Pérez Prado, María Félix, Toña la Negra, Libertad Lamarque, Olga Guillot, entre otros grandes. Literalmente es una de las pocas que trasmite el espíritu de aquella época en México. Carmelita es provocadora, políticamente incorrecta, pero hace más reír que llorar. Ligera, se toma las cosas humor. Por ejemplo en Twitter, donde abundan los vituperios y las descalificaciones fáciles, @CarmenSalinasLo no sólo contesta a los críticos, sino hasta se ríe de sí misma. Porque en estos menesteres públicos, se puede perder la fe, pero nunca el humor.


Esta semana Carmelita causó polémica por estar en la lista de candidatos a diputados plurinominales del PRI. Inmediatamente llovieron memes y críticas, pero también un buen número de apoyos. El PRI que actualmente es gobierno ha resultado un desastre. Tiene mucho partido, pero poco gobierno, por lo mismo no extraña que en su excéntrica pluralidad, le apueste por una actriz. La invitación resulta casi trivial a lado de los nombramientos de la senadora Arely Gómez al frente de la Procuraduría General de la República, y la propuesta de Eduardo Mediana Mora para la Suprema Corte de Justicia. En el primer caso ni siquiera disimularon su relación con Televisa. En el segundo, garantiza una Corte supeditada al Ejecutivo. En pocas palabras, una declarada regresión.   

El Siglo de Torreón 
4 de Marzo 2015

El gobierno que merecemos

Fuente, aquí

Pródiga empezó la semana con los tres galardones al cineasta mexicano, Alejandro González Iñárritu. Me gustó la alegría que los premios generaron. También me gustaron los brevísimos comentarios políticos de un mexicano que es la antípoda de nuestra clase política. Retomo sus palabras: "Finalmente solo quiero tomarme un segundo para dedicar este premio a mis compañeros mexicanos: los que viven en México, ruego porque podamos encontrar y construir el gobierno que merecemos, y a aquellos que vivimos en este país, quienes somos parte de la última generación de inmigrantes en este país, espero que podamos ser tratados con la misma dignidad y respeto que aquellos que llegaron antes y construyeron esta increíble nación de inmigrantes”.

Como en todo, las palabras de Iñárritu calaron al gobierno de Enrique Peña Nieto. Un gobierno desmoronado por la corrupción, carente de confianza. ¡Y pensar que todavía le quedan cuatro años! La respuesta del PRI en Twitter no se hizo esperar: “Estamos construyendo un mejor gobierno”. Pero ¿qué tanto el PRI en Los Pinos está construyendo un mejor gobierno? ¿Qué tanto el gobierno de Peña Nieto construye un mejor gobierno? El gobierno de Peña Nieto se mostró eficaz el primer año para operar una agenda reformista, aunque todavía no queda claro los beneficios de esas reformas. La reforma hacendaria sólo expurgó más a los contribuyentes, pero a cambio, la corrupción en el gobierno se disparó, se multiplicaron las casas y la economía no crece. En telecomunicaciones, los usuarios ya no pagarán larga distancia, pero a cambio, el gobierno le concedió un regalazo millonario a Televisa y TV Azteca. La reforma energética, hasta ahora la mayor apuesta peñista, se desmoronó en un santiamén con la caída del precio del petróleo. La reforma política abrió paso a las candidaturas ciudadanas y también dejó intacto el régimen disfuncional.

¿Un mejor gobierno? Peso devaluado, criminalidad por aquí y por allá. Más que percepciones, se trata de juicios de hecho. Sin lugar a dudas estamos en el peor de los escenarios, es decir, un gobierno arrogante y enconchado en su poder. Un gobierno que la crítica y reprobación de sus ciudadanos no parece importarle por una razón muy sencilla: tiene el poder. Desde esa estéril relación, el poder emana de los ciudadanos, para luego desentenderse de ellos. La “gran política” nacional está destinada a mantener ese poder. Un ejemplo reciente lo ofrece la degradación del exgobernador de Guerrero, Ángel Aguirre. No sólo lo tumbaron de la “plenitud” del poder, ahora el Gobierno Federal lo persigue no tanto por haber asaltado el erario, sino por ser de un partido contrario. Caso contrario lo tenemos en Coahuila con el exgobernador Humberto Moreira. Moreira I endeudó el estado casi hasta la quiebra. También fue artífice de un enorme escándalo de corrupción, pero en México la libró por ser del mismo partido. No sabemos todavía cómo le irá en Estados Unidos, donde la regla no es la impunidad.

Pero apenas sacudió un mensaje, cuando otro desató más rencores. El Papa Francisco, carismático y con ciertos aires de renovación en la Iglesia Católica, expresó sobre México y Argentina la verdad en relación al narcotráfico y la criminalidad: "Ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror".  La comparación del Papa enojó al gobierno mexicano, que rápidamente expresó su repudio a través del canciller de la Secretaría de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade. El problema para un gobierno de artificio, no es la realidad criminal que impera en el país, sino las declaraciones de terceros. En consecuencia, lo que más preocupara es la imagen, o lo queda de ella, pero no la eficacia, y mucho menos la responsabilidad de Estado.


No hay duda de la capacidad de los mexicanos para el trabajo y destacar más allá de las fronteras. Una vez más se reafirma una generación de mexicanos que sale adelante, destaca y genera tendencia. Al mismo tiempo, tenemos en México una generación de políticos mediocres que arribaron al poder sin ningún sentido de responsabilidad pública. Y ese es precisamente el contraste entre lo que tenemos y nos merecemos. ¿Dónde estarán los González Iñárritu de la política en México? No lo sé, pero cómo nos hacen falta.  

25 de febrero de 2015
El Siglo de Torreón