viernes, 1 de marzo de 2013

City manager

De moda la figura del “city manager”, un especie de gerente público de la ciudad. Ya lo veremos próximamente en las propuestas de campaña locales. Pero en los últimos días, el gobierno del Distrito Federal a cargo de Miguel Ángel Mancera, anunció el nombramiento del Fernando Aboitiz como responsable del flamante cargo, “city manager”. Para incorporar al gerente de la ciudad, crearon primero la Agencia de Gestión Urbana, como un órgano desconcentrado del jefe de gobierno. El objetivo es profesionalizar la administración de la ciudad y los servicios públicos. Se busca “coordinar y planear las acciones que en materia de servicios urbanos y obra pública que ejecutan las dependencias del Gobierno capitalino y las diferentes delegaciones”. ¡Todo eso!, para que no quede duda de la nueva chamba. 

De alguna manera se distingue entre el actor eminentemente político como es el Jefe de gobierno y el administrador o técnico. Por supuesto la distinción se ve mejor en el papel. Mas en la práctica, la política no perdona, y el presupuesto para cualquier ciudad siempre tiene sus límites. De acuerdo con Mancera, el gerente “se crea como un espacio de comunicación entre el Gobierno y la ciudadanía que permitirá avanzar en el mejoramiento de la ciudad”. Uno a la política y las inauguraciones; el otro a las obras y la administración. Al primero lo eligieron por los votos, el segundo llega por designación.

La figura del city manager, importada de la tradición norteamericana, es viable en democracias con burocracia de carrera, más sujeta a proyectos de largo plazo, que a los cambios de un gobierno a otro. Países como Estados Unidos, Canadá, Australia, e Inglaterra tienen esta figura; incluso en Chile, le llaman administrador de la ciudad. Enrique Cabrero, ahora director de Conacyt y estudioso de los gobiernos locales en México, ha promovido esta figura intermedia, pero también advierte que sin cambios institucionales en los municipios, el gerente será disfuncional. Antes que en la ciudad de México, la experiencia ya fue probada en el municipio de Tijuana. Nuevamente, la funcionalidad, porque así como estamos, es cuestionable. Sin embargo, la figura del administrador de la ciudad es atractiva, sobre todo, en los municipios donde los alcaldes han entregado administraciones desastrosas. Al fin aspiramos a algo que funcione. Pienso más en ese gerente como una moda bien recibida ante el problema de legitimidad y eficiencia de muchas autoridades locales. En general, el sello de tantos gobiernos locales cuando bien nos va, es la mediocridad, pero en otros sencillamente es corrupción y el dispendio.

Ahora que se vienen tiempos de campaña en los municipios, no tengo duda que veremos propuestas de gerentes y administradores por parte de los candidatos. Pero lo que es una propuesta interesante, podría terminar como peor remedio. Sin una reforma institucional, el cabildo va a ser un obstáculo para la administración. Por otro lado, la inestabilidad de los puestos operativos y también los mandos medios pueden pulverizar el trabajo del mejor gerente público. Ni qué decir a la hora de empatar el plan municipal, el plan urbano y la visión de largo plazo. En caso de ser así, cómo se dispondrá el presupuesto. Se hará lo que quiere el presidente municipal o se realizará lo que se debe según el administrador. A pesar de lo bien que se escucha eso del “city manager”, la receta nos podría salir peor que la misma enfermedad.

15 de febrero 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9172485