Olvídense de “La maestra”, lo que viene son más impuestos. Para nadie es un secreto la debilidad de las finanzas públicas en México. En esencia el gobierno mexicano, ese actor tan odiado a la hora hablar de impuestos, depende de los contribuyentes, y también de los ingresos que obtiene de Pemex. Durante años, esa fórmula generó distorsiones que ahora se consideran derechos: desperdicio de recursos públicos, prebendas a sindicatos, miles de millones a los partidos, y para acabar pronto, el costo de la corrupción.
Al mismo tiempo, los petrodólares inflaron de manera artificial al gobierno, incluso, por encima de su capacidad real de pago. En consecuencia, tenemos un estado obeso que se traduce, entre otras razones, en comisiones inútiles, instituciones ineficientes e insuficientes, gobiernos que generan poco o nulo valor social. Ahí están los municipios como un barril sin fondo. No se diga de los gobiernos estatales… Súmele también una base de contribuyentes que por sí sola, no podría sustentar el tamaño del Estado que tenemos. En esas circunstancias, y después de tantos años de estancamiento, el nuevo gobierno está decidido a trabajar en un reforma fiscal. La noticia es positiva, pero impopular. Retrocedamos un poco la película para evitar sorpresas. Washington, Centro Woodrow Wilson, febrero de 2011. La mano derecha del entonces gobernador Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray insiste en una conferencia: “el año clave para que México concrete reformas económicas y políticas relevantes será 2013”.
Hoy el proyecto se va amalgamando y por eso el domingo tres de marzo, en la asamblea nacional, el PRI aprobó reformas a sus estatutos para incluir temas como gravar con IVA medicinas y alimentos; mayor apertura y modernización de Pemex. Puntos, hasta antes del elbazo, tabú en el PRI. Previo está el Pacto por México que demanda, si no se quiere quedar en el discurso, recursos de una reforma fiscal. En esa política, también continuará el aumento a las gasolinas porque en el modelo actual, los subsidios son insostenibles. ¿Cuánto más? Hasta llegar a precios internacionales. Mejor ir preparándose.
De esa manera, no hay duda de quien manda en el PRI. Tras la vigésima primera asamblea, los priistas lograron un conceso por unanimidad. Por unanimidad eliminaron candados “obsoletos y dogmas” del programa de acción, estatutos y principios. También eliminaron la frase, “el PRI defenderá la economía popular y no aceptará el IVA en alimentos y medicinas”. Luego de la aprobación, entró Enrique Peña Nieto triunfante al auditorio.
Logrado el consenso entre los priistas, este año podría concretarse la reforma fiscal (con el subsecuente aumento de impuestos) y la reforma en Pemex. Sin embargo, la detención de una intocable como La maestra, parece poco cuando se trata de aumentar impuestos y extraer más recursos de los contribuyentes. Faltan entonces otros influyentes, otros impunes en el gobierno y los partidos, pero también poderes en la iniciativa privada. Hasta entonces, el gordillazo sólo será un caso solitario.
6 de marzo 2013
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