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La
visión sobre el futuro es reveladora del presente. El presente demanda el aquí
y el ahora, pero en el día a día, cómo se nota cuando se ha pensado en el
futuro. De la misma manera, cómo se nota cuando no se ha pensado en el futuro. Las
grandes obras, o lo grandes cambios, se dan más construcciones planeadas y
constantes, que por actuaciones voluntariosas. Ciertos casos requieren cortar
el nudo gordiano, pero fuera de las excepciones, edificios bien construidos
demandan ante todo, planeación.
Más
allá de la inmediatez del cotidiano, más incluso, de las elecciones mismas, la
visión de largo plazo requiere mucho más que votos y estrategias electorales.
Abundan los políticos, aunque cualquiera lo es, no así gobernantes
comprometidos hacia el futuro. Con razón se repite la célebre frase de Bismarck:
“El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima
generación”.
Bajo
esa lógica, administraciones van y vienen —justo ayer terminó una—, también se
van proyectos, programas y acciones. ¿Pero cuánto de lo que se hace atiende a
un plan de largo plazo? En principio, uno podría suponer que la suma de los
gobiernos resulta en un mayor avance. Pero nada más contradictorio para los
gobiernos, que la visión del futuro sobre la política y poder. En muchos de lo
casos, importan más las elecciones, que resolución de los problemas públicos.
El pasado 29 de noviembre, el Instituto Municipal de Planeación y
Competitividad de Torreón (Implan), presentó el documento “Torreón 2040, Plan
estratégico para Torreón con enfoque metropolitano”.
Sin
duda, uno de las mejores áreas del gobierno municipal de Torreón, es el Implan.
Poco a poco, en los hechos se ha construido una institución consistente e
indispensable para la labor de gobierno, siempre expuesta a los vaivenes de las
administraciones y los humores de los gobernantes. No se trata de descubrir la
administración pública y el gobierno cada trienio, sino precisamente de
recurrir a una fuente confiable, a un diagnóstico preciso, a una evaluación
constante, y justo ahí, la labor del Implan es clave. El instituto que tiene a bien
dirigir Eduardo Holguín, cuenta con los elementos institucionales para ser el
eje rector, incluso, más allá del alcalde en turno. Por supuesto esta labor no
es fácil, por el contrario, implica discusiones, luchas internas, constancia, y
ahí todavía falta mucho por construir, pero no tengo dudas que en los próximos
años habrá de rendir frutos el trabajo del Implan.
Durante
años el Implan fue un sueño no sólo de poquísimos políticos y profesionales de
la administración pública, sino de ciudadanos comprometidos con su ciudad. Hoy
ese sueño es realidad, y para iniciar,
se dieron a la tarea de empezar por lo más básico: construir un sistema de
información. Hoy ya se tiene, y mucho de lo que se pueda hacer en la ciudad, tiene
a la mano esa fuente como referencia obligada. Pero no solamente había
necesidad de armar esas bases de datos —georeferenciarlas—, sino además, pensar
el futuro. No el inmediato que demanda la respuesta diaria del gobierno, sino el
largo plazo. Así nación el plan “Torreón 2040”, en el que un servidor, junto
con más de 260 líderes y participantes, aportaron 5 mil 800 horas de trabajo, a
través de talleres colaborativos entre gobierno y ciudadanos. En el pasado
otros planes se han hecho, como el Plan
de Rehabilitación de La Laguna (1962); el Plan de Conurbación de La Laguna
(1977); el fallido Plan Nueva Laguna (1989); la Gran Visión 20-20 (1994) que
nadie aplicó. Por su puesto, más planes se siguieron haciendo. Pero quizá, la
diferencia entre esos planes y el actual, es el fuerte componente ciudadano de
su origen. Es decir, los otros planes, salvo la visión 20-20, eran verticales.
El gobierno decía, unos expertos o unos políticos caprichosos imponían. En
cambio, el plan a 2040, posee un notable lugar ciudadano. Fueron ciudadanos los
que dijeron, discutieron y formularon la identificación de unas problemáticas,
y un futuro deseable para atenderlas. ¿Hay garantía de que ese plan se realice?
No. Sin embargo, no nada más le toca al gobierno, ya es hora de que los
ciudadanos organizados demandemos la construcción de ese futuro.
Ahora
más que nunca, por el momento en que el gobierno municipal entra en transición,
la brújula del Implan es indispensable para no perder el rumbo por unas
elecciones. En el pasado, grandes obras en la ciudad, fueron construidas para
durar hacia las siguientes generaciones, y ¡no había Implan! Urge retomar ese
espíritu.
Posdata.
Antes de vacaciones y fiestas, la siguiente semana, retomamos la segunda parte
de este texto, para hablar de puntos críticos, tendencias, amenazas,
oportunidades, y la visión estratégica de “Torreón 2040”. Por lo pronto, pueden
consultar el documento en www.trcimplan.gob.mx.
7 de diciembre 2016El Siglo https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1290026.torreon-2040.html