Foto: http://www.mexicoescultura.com/actividad/141149/recorrido-peatonal-gastronomia-lagunera.html |
Sin
duda, entre los motivos para estar orgullosos de Torreón, está el Museo
Arocena. A diez años de su apertura, el museo ya es parte de la ciudad y de los
laguneros. A lo largo de una década, el Arocena ha construido la oferta
cultural más sólida y consistente de la región, ya sea por exposiciones,
conferencias, ciclos de cine, cursos, e incluso, por el rescate y conservación
de edificios históricos como el Casino de La Laguna (1910), el Banco Chino
(1907) y la Casa Arocena (1920).
Este
mes llega a su décimo aniversario, y a la distancia, podemos decir que el Museo
Arocena que dirige Rosario Ramos, es un fiel representante de la ciudad, un
lugar de referencia obligada, y sobre todo, un sitio que ya es parte de nuestra
identidad. ¿Ustedes se imaginan a Torreón sin su principal museo? Como
institución cultural, el museo ha hecho una exitosa combinación de arte,
historia y sobre todo, un clara relación con el presente. Más de 700 mil
visitas han recibido desde su apertura. 718 mil noventa y nueve para ser
exactos. Pero no solamente es la visita al museo de esos cientos de miles, sino
a la larga, es la formación de públicos que a través de los años, reconocen y
buscan nuevamente alguna exposición, cierta pintura, o simplemente el gusto de
ver el arte por las salas del museo. Por lo mismo, es de suma alegría encontrarnos
entre los pasillos del museo, numerosos grupos de niños que provienen de las
escuelas de la región. Cuando vemos tantos niños, uno se queda con la esperanza de
que la institución está sembrando para las próximas generaciones, y ojalá rinda
frutos, para una ciudad que necesita más arte.
Al
respecto, la curadora del museo, Adriana Gallegos, tuvo a bien proponer para el
aniversario, el arte en las calles. No cualquier arte, sino específicamente las
obras de la colección Arocena. Gracias a la oportuna invitación que el museo
hizo al artista francés, Julien de Casabianca, las obras se llevaron a las
paredes y rincones del centro histórico. Bajo la refrescante tendencia del
Street Art, Casabianca no le sacó al intenso calor lagunero, ni tampoco ninguno
de los participantes locales que lo acompañaron. Ahí estaban felices y
concentrados “liberando” las obras del Arocena ante la mirada de peatones y
curiosos, que celular en mano, fotografiaban algo que fácilmente se confundía
con vandalismo. Me confieso cómplice de
cargar un cubetón de pegamento. Durante varios días caminaron por la calles
interviniendo lugares, como antes lo hizo en Francia, Alemania, Estados Unidos,
y ahora también en Torreón. Justo enfrente de la Plaza de Armas, por la calle
Valdés Carrillo, está una de las pinturas liberadas en las ruinas de lo que fue
el notable restaurante, Apolo Palacio. Un elegante rostro del siglo XIX inquieta
a los peatones. Más aún, los hace detenerse en su apresurada marcha. Cuando vi la escena de una familia retratando
la obra que a todas luces les perecía inusual y ajena a ese muro en ruinas,
recordé la expresión de Agustín: La belleza es lo que nos detiene. Algo
aparentemente tan sencillo como imprimir unas obras del museo, recortarlas, y
luego llevarlas a las calles, en realidad se convirtió en una experiencia
sorprendente. ¿No me creen? Vayan a la calle Rodríguez esquina con Morelos a
ver una monumental mujer de otro siglo muy distante al nuestro, pero al mismo
tiempo, cercana por la imagen que resignifica la pared del edificio Santa
Lucía.
En
otra proporción, —una de las obras que más aprecio del museo—, escenifica la
angustia de San Pedro en la fachada del antiguo Casino de La Laguna. Ahí, una
mirada lleva a otra. El asombro y la curiosidad terminan por reconocer esa
pintura que los detiene. Casabianca
emprende una acción aparentemente fácil, pero al final, el impacto lo
observamos en las lecturas que provoca una pintura descontextualizada del
rígido ambiente museístico. Hace un par de semanas hicimos en bicicleta el
recorrido con las Bicionarias Laguna. Fueron doce piezas en el centro
histórico, y si se apuran, todavía puede ver la mayoría. Busquen el sitio, www.museoarocena.com/outings-projects-torreon.
Pero
si liberar la obra no es suficiente, a la manera de los grafiteros, Casabianca
fue a las vías del ferrocarril a intervenir un vagón. Ahí también se fue otra
obra del Arocena. ¿Dónde estará ahora?
En
la avenida Ocampo, casi esquina con Leona Vicario, se resguarda Santa Bárbara
con un torreón en mano. La imagen hace tal juego, que realza la estética de una
fachada de ladrillo, por así decirlo, del “gótico lagunero”. Outings Project,
es una acción local con ecos globales. No les digo más, mejor vayan a la
búsqueda. Mientras tanto, hay que decirlo con todas sus letras: felicidades al
Museo Arocena por el décimo aniversario. ¡Qué vengan muchos más!
17 de agosto 2016
El Siglo https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1253883.diez-anos-del-museo-arocena.html