La
debacle es evidente, pero insisten en tapar el sol con un dedo. Dirán los más
encumbrados ¿para qué si tenemos el poder? En la decadencia, prefieren negar la
realidad inyectado dinero a los medios, como si eso cambiara las cosas. Cada
quien su cuento. Mientras tanto, un ejército prepara despensas y todas las
fuerzas federales se vuelcan al último reducto priista de importancia. No
Nayarit o Coahuila; sí el Estado de México. Ahí la combinación es perfecta. Enormes
poblaciones pauperizadas son la clientela perfecta para las próximas
elecciones. Va Rosario Robles a reforzar los programas. Luis Miranda, ahora
secretario, camina con despensas en mano. Es el hombre brillante, —la eminencia
gris—, que acompaña incondicionalmente al presidente, pero cuando es necesario,
recomienda al psiquiatra. Al secretario de Hacienda se le instruye puntualmente
para que a Eruviel no le falte nada. De esa manera, castigan a lo estados
opositores como Nuevo León, y premian a los que habrán de tener elecciones. Mejor
edulcorar la realidad que aceptarla a punta de golpes. Antes de la inauguración
de Mexicable, los hombres del presidente se esmeraron en mejorar la apariencia,
pues se corre el riesgo que al jefe le afecte la vista. A fin de cambiar las
cosas, como extender enormes rollos de pasto artificial. Para qué molestarse en
gobernar. Mejor escenografías, piruetas, luces artificiales, simulacros.
Veamos
la otra cara de la moneda: el Partido Revolucionario Institucional. Por ahora,
no nos detengamos en el contrasentido del nombre, vayamos directo a la
correspondencia entre el partido y el gobierno. ¿Por qué tendría que ser
distinto un comportamiento del otro? El gobierno hace, pero el partido también
hace. No van por caminos separados, sino uno refleja al otro. Al fin las
costumbres se repiten. Por lo mismo, hace unos días, la sesión Solemne de
Instalación del VI Consejo Político Nacional ratifica las prácticas del
partido. Embebido de una retórica desconcertante, tanto como si proviniera de
un genuino partido de oposición, el presidente del partido, Enrique Ochoa Reza,
insiste en combatir la corrupción. De origen, la propuesta no sólo parece una
broma; lo es. Pensemos por un momento, ¿desde el PRI que significa combatir la
corrupción? Para el bromista involuntario que dirige el partido, la primera
propuesta de siete, se centra en el combate a la corrupción y la impunidad. ¿Ustedes
le creen? Cito textualmente a Ochoa: “Somos un partido político que denuncia a
todos aquellos que se apartan de la ética, que le fallan a su partido y que
lastiman a la sociedad. Siguiendo las mejores prácticas internacionales en la
materia, estamos construyendo al interior del partido una Comisión
Anticorrupción, que nos permitirá actuar de manera preventiva ante esos
lamentables casos. Además, para vencer el doble cáncer de corrupción e
impunidad hay que tener sistemas anticorrupción, creíbles y confiables,
estatales y nacionales, que tengan la participación de la ciudadanía” (27 de
noviembre 2016).
Con Javier
Duarte en fuga y la finanzas quebradas de Veracruz, con la crisis de Chihuahua
y su prominente banquero, César Duarte. La lista es larga… pero sin duda
destaca la protección y deferencia que le guardan a Humberto Moreira. El
exgobernador de Coahuila, adquirió una deuda de miles de millones de pesos con
documentos falsos, pero es un hombre que llama al honor. ¿Cómo podría pasar
inadvertido tan destacado miembro del partido? Por supuesto, no dudaron en
ratificarlo como consejero. Su palabra, y sobre todos, sus secretos son bien
apreciados en el PRI. Después de todo, más vale tenerlo cerca, que suelto por
ahí. No obstante la quiebra financiera de Coahuila, ha sugerido regresar en las
próximas elecciones. Sólo falta que lo propongan para dirigir la Comisión
Anticorrupción. ¡En mejores manos no podría estar!
¿Hay
diferencia entre el PRI y el gobierno? Más que diferencia, existe congruencia.
Durante la sesión, el presidente Enrique Peña Nieto también se pronunció: “respaldo
que al interior del partido se luche contra la corrupción y se sancione a
quienes han traicionado y lastimado a nuestro instituto político” (27 de
noviembre 2016). ¿Sabrá dónde está el enemigo número uno de Veracruz? El
presidente repite una frase incomprensible en el “adn” priista: “en el PRI no
tenían cabida, ni la tienen, ni la corrupción, ni el encubrimiento, y mucho
menos la impunidad”. ¿A qué se refiere ese galimatías?
Por lo pronto, rumbo a la presidencia, el PRI va al tercer
lugar.
30 de noviembre
El Siglo https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1287731.pri-al-tercer-lugar.html