En
las crisis se conoce a los hombres. Por lo mismo, la crisis que vive el partido
en el poder, el PRI, muestra las prácticas de los hombres detrás del partido.
Se derrumbó el mito de Manlio Fabio Beltrones tras la derrota electoral, pero
si algo le quedó al político de la vieja guardia, fue abandonar el barco antes
de hundirse en el 2018. Para el relevo en la presidencia del partido, el grupo
compacto del presidente Enrique Peña Nieto, impulsó la llegada de Enrique Ochoa
Reza, quien sólo llenó un mero trámite de la convocatoria. ¿Quién dijo? ¿Enrique
Ochoa? Lo mismo se preguntaron priistas de altos vuelos y de la base del
partido. A lado de Beltrones, Ochoa es joven, ágil, y no tiene el perfil tradicional
del priista. Por el contrario, es más un técnico que un político. Llega bajo el
amparo del señor de los dineros públicos, el desastroso secretario de Hacienda,
Luis Videgaray.
Ochoa
Reza recién dejó la dirección de la Comisión Federal de Electricidad, que ocupó
durante más de dos años. ¿Cuál fue su desempeño? Dejó números negativos en las
finanzas de CFE. Aumentó en 20 por ciento la deuda y los pasivos de la
paraestatal. Fue operador y artífice de la reforma energética. Pero ¿bajó la
luz con la reforma e hizo más competitiva a la empresa? Muy lejos de lo que prometieron
las reformas, ya aumentaron las tarifas de luz. Tampoco se puede decir que la
empresa sea más competitiva, menos aún, con los pasivos laborales y las
pensiones que carga. Para el caso, Ochoa Reza no llega por su flamante
desempeño en la administración pública, sino por ser parte de un reducidísimo
grupo del presidente. Lejos de traer a un hombre de profusa trayectoria
partidista y electoral, llevaron un técnico que no ha pisado tierra en las contiendas
electorales. Lo interesante de quien será el nuevo presidente del PRI, es lo
que revela de la crisis del partido. Va como candidato único, lo cual nos hace
recordar a los viejos tiempos de José López Portillo. El priista Hugo Díaz
Thomé ni siquiera cumplió los requisitos. Por otro lado, un grupo de prisitas
como Ulises Ruiz y Dulce María Sauri cuestionó severamente a quien será el
dirigente nacional del partido. Por si fuera poco, algunos hasta cuestionaron e
impugnaron su militancia. De esa manera presentaron el video donde el mismo
Ochoa Reza niega la militancia en el 2010. Para desdecirse publicó en Twitter,
su vieja credencial firmada por Colosio. Pero más allá de las fisuras internas
del PRI, la crisis que carga el partido puede resumirse en dos razones: la
corrupción y la ineptitud para gobernar. Hace años, cuando los panistas estaban
en el poder, se decía que el PRI era corrupto, pero sí sabía gobernar. A la
vuelta de los años, la presidencia es rampante, y además, no ha sabido gobernar.
Por lo mismo, no extraña el mimetismo de Ochoa Reza con Videgaray o Aurelio
Nuño, quien hizo de la SEP un frente de guerra. En pocas palabras, gobernantes
que no llenan el papel de gobernantes. Eso sí, luego aparecen con grandes casas
y lujosas propiedades.
Ya
casi como presidente del PRI, Ochoa Reza declara que “los gobiernos emanados
del PRI deben de ser los principales responsables de tener espacios de
transparencia y rendición de cuentas”. Vaya laberinto en el que se metió, justo
cuando gobernadores como Javier Duarte en Veracruz y Roberto Borge en Quintan
Roo hacen de las suyas. En Chihuahua, la Secretaría de Hacienda se declara
incapaz de frenar la deuda. Ahí César Duarte hizo del gobierno una empresa
personal de corrupción e impunidad.
Tan
sintomática la crisis, que hasta el ex candidato del PRI al gobierno de Veracruz,
Héctor Yunes, acaba de solicitar a Javier Duarte, deje el cargo como
gobernador, lo cual ya es mucho decir.
Es
significativo de la presidencia de Peña Nieto su incapacidad para gobernar.
Pero todavía, para controlar a los gobiernos estatales desbocados. En el pasado
autoritario, el presidente solía tapar su propia corrupción cortando la cabeza
de gobernadores. Tras la alternancia, sólo hemos visto medianía en el poder. Lo
más atrevido que ha hecho la presidencia, es impugnar a través de la PGR, unos
paquetes de impunidad que casualmente promueven esos tres gobernadores. ¿Y
cuándo van hacer algo en Coahuila? Por lo pronto, mejor tomarse la selfie con
el presidente.
13 de julio 2016