lunes, 26 de diciembre de 2016

Reflexiones según Manlio Fabio

Terminaron las elecciones. Unos festejaron, otros llamaron desde el eufemismo, a la reflexión. Pero sin duda, viene lo más difícil: gobernar y administrar los problemas con unos recursos limitados. En el transcurso del siguiente año conoceremos quiénes se quedaron en el artificio como gobernantes, y quiénes hicieron política. Por lo pronto, quedó la sensación de que el voto sí sirvió para algo, aunque fuera para castigar a los gobernantes. Quizá nos parezca poco, pero hay países donde los ciudadanos ni siquiera ese medio pueden ejercer. ¿Cuánto más aguanta un país como Venezuela?
Después de las elecciones, varios actores se consolidaron y otros se debilitaron visiblemente. Sin duda, el más fortalecido fue Ricardo Anaya, líder nacional del PAN, quién no sólo pasó la prueba electoral, sino además demostró capacidad para la liderar al partido. En un reciente debate conducido todavía por Joaquín López Dóriga, el joven Anaya despedazó al líder del PRI, Manlio Fabio Beltrones, quien no pudo contrarrestar un solo argumento del panista. Entre más trató de defenderse Beltrones, más se hundía. Acostumbrados al mito que el mismo Manlio hizo de sí mismo, resultó irónico, que el viejo lobo de la política, no pudo defenderse de los argumentos expresados por Anaya. Algo así, como el engañador, engañado. Busquen el video en You Tube. Como respuesta a los malos resultados, un Beltrones compungido respondió con un video llamando a la “reflexión”. Pero lo chocante y contradictorio no fue el mensaje, sino la pretensión de rodearse de un grupo de jóvenes para aparentar lo que no puede ser.
Al respecto, no deja de ser significativo que una buena parte de los liderazgos del país pertenecen y tratan de gobernar como si estuviéramos en el siglo pasado. Tras la cruda de los resultados negativos para el PRI, Beltrones nos recetó su manera de reflexionar. Pero momento,  ¿qué podrían reflexionar los priistas tras la caída en las elecciones? Me cuesta trabajo imaginar una reflexión honesta, pero vamos a internarlo. Resumo algunas reflexiones en el PRI: “Ya no vamos a ser tan corruptos, nada más poquito”. O quizá apliquen la minimalista para la próxima: “ahora robaremos menos y repartiremos más”.  Otra reflexión los lleva a repensar el poder a la manera de Agustín y sus tentaciones: “Señor dame la castidad, pero todavía no”. Actualizado, el priista reflexiona:  “prometo no abusar del poder, pero qué tentación ser virrey”. En el manejo de los recursos públicos, qué tanto es tantito en eso de la deuda, por lo mismo, “ahora prometemos estudiar en Barcelona finanzas públicas y regresar a endeudar más a los estados, estamos convencidos de que si no ganamos, fue por no gastar más dinero en las elecciones”. Si están muy desesperados porque el día de la elección no levanta el candidato, mande a la policía estatal a detener a la competencia. Obstruya, detenga y amedrente. Echen los polis por delante.
Otras reflexiones también apuntan a la difícil selección de candidatos. Durango es el perfecto ejemplo de una disputa interna mal canalizada. Aplastados por la capital, la competencia supo encauzar el hartazgo y sobre todo el enojo, de un grupo que reclamó para sí el poder. Tras la derrota, no faltó la advertencia de una notable priista: “se los dije”. Dicho de otro manera: “yo sí habría ganado”. Y que nadie lo dude, sobre todo, después de ganar todas las casillas.
Estas fueron algunas reflexiones, pero todavía nos faltan muchas más.  Por lo pronto, hasta la siguiente elección.  
15 de junio 2016 El Siglo