lunes, 26 de diciembre de 2016

El silencio de Jorge Herrera


Tenía un gran secreto. Lo guardaba muy bien. Para mantener la discreción, dispuso de sus mejores hombres y no escatimó recursos. Llevó a los más leales, los más habilidosos en el arte de ocultar. El artificio perfecto. Primero finanzas, luego el congreso y después la auditoría. Como todo secreto, se guardó bien el orden. Por lo mismo, cuando hizo falta el ingenio, contrataron al mejor despacho de la capital, con tal de proteger el secreto. Ya sólo faltaba una pieza más. Nombrar al sucesor a fin de garantizar la oscuridad. Que nada saliera. Que nada se supiera. Pero la diosa fortuna dispuso otro destino.
Poco tiempo ha transcurrido desde que llegó el nuevo gobernador de Durango, José Rosas Aispuro, y ya se notan las diferencias. De entrada, el trato; la apertura del gobernante. Ojalá mantenga el estilo republicano. Pero lo más valioso de la alternancia inédita e histórica que logró Rosas Aispuro, es el freno a una inercia perniciosa. Más todavía, desde el valor de la alternancia, los ciudadanos empezamos a enterarnos sobre el preciado secreto del gobernador saliente, el contador Jorge Herrera. Recalco lo de contador, porque ahora verificamos su talento para los números. ¡Que nadie lo dude!  El contador primero dijo que la deuda de Durango era de 4 mil millones de pesos. Después, bajo presión de otro exgobernador, declaró que eran 6 mil 430 millones de pesos. Bien aceitado el congreso, aprobó mansamente lo que dispuso el contador. Pero ahora, bendita alternancia, sabemos de una cifra más generosa: ¡14 mil 991 millones de pesos! Entre deuda a corto y largo plazo, más ingeniosos artificios financieros, ahora sabemos que el estado debe prácticamente, la mitad de su presupuesto. Hagamos algunas cuentas. El presupuesto de Durango para este año, es de 30 mil 729 millones de pesos. El gobierno se gasta la mitad de ese dinero para operar. Pagar nómina, gasto corriente, y sólo 4 mil 400 millones se destinan a inversión pública. Ahora que se reveló el secreto del contador, la otra mitad del presupuesto, en realidad es deuda. ¿Para qué sirve un gobierno así?
El nuevo gobierno estatal llega con las manos atadas, comprometido por un manejo irresponsable, y sobre todo, bajo una pesada carga financiera que limita considerablemente su margen de maniobra. Con tremenda herencia, el gobierno de Rosas Aispuro tendrá que ajustar las expectativas ante los ciudadanos. Sin duda, la gravedad de la finanzas de Durango, plantea una emergencia financiera. Un reajuste urgente, una cirugía mayor, un recorte doloroso. Para el caso, no hay mucho por hacer, salvo renegociar la deuda, acaso en términos menos leoninos, y aumentar los impuestos. Rosas Aispuro llegó al gobierno con un buen capital político y un aire de legitimidad refrescante. Ante los ciudadanos, renovó la esperanza para el estado. Pero esa legitimidad no durará para el resto del sexenio. Por el contrario, si le sumamos al desgaste del gobierno, el problema de la deuda, pronto se esfumará el encanto.
Veamos el ejemplo de Jaime Rodríguez, El Bronco, que más bien es el gobernador Pony de Nuevo León. El gobernante independiente prometió justicia ante la corrupción y el endeudamiento desmedido de su antecesor, Rodrigo Media. Pero hoy, sencillamente no puede tocarlo ni con el pétalo de una rosa. Media fue ladrón, pero no tonto. Por si fuera poco, goza de la protección del gobierno federal, que sabe mover los resortes del presupuesto, a fin de amagar los ímpetus justicieros de Rodríguez. A menos de un año, el fracaso del nuevo gobierno se evidenció también, por las altas expectativas que no pudo cumplir. Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…
En Durango, el secreto del contador Herrera fue resguardado eficientemente por el gobierno y su “contrapesos”. Así, encontró excelentes colaboradores en la Secretaría de Hacienda; la Auditoría Superior del Estado; y por supuesto, en los sumisos diputados del Congreso local, aunque no faltó algún despistado que ahora se dice “engañado”. ¿Dónde hemos visto esta historia? Los coahuilenses todavía la debemos. Lo mismo puede decirse de Veracruz, Chihuahua, Quinta Roo… ya mejor ahí le paramos. ¿Cuál es el denominador común en esas historias? Corrupción e impunidad. Los mismos que ahora enfrentan al gobierno de Rosas Aispuro. Llama la atención, el estruendoso silencio del mago de los números, que ni sus luces asoma. ¿Dónde estará? De cara a la verdad y a la rendición de cuentas, ojalá que en Durango pronto se empiece a escribir otra historia. El Güero tiene la palabra.

12 de octubre 2016
El Siglo
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